Otro cuento con otra música

Que a estas alturas de la historia y de nuestras vidas, una fuerza política -y la persona que la representa en su máximo grado- organice su campaña electoral a los comicios autonómicos del próximo 16 de noviembre tomando como eje básico el lema Sí a Catalunya y el mensaje "No entreguemos el poder político a Madrid", no solamenete suena a rancio, trasnochado, asignificativo, antiguo, pesado, reiteradamente dicho, repetido y escrito, sino que además, y por si fuera poco, uno está cansado, absolutamemnte cansado, casi agotado, de escuchar músicas tan pobres, tan oídas y tan poco disfrutada...

Que a estas alturas de la historia y de nuestras vidas, una fuerza política -y la persona que la representa en su máximo grado- organice su campaña electoral a los comicios autonómicos del próximo 16 de noviembre tomando como eje básico el lema Sí a Catalunya y el mensaje "No entreguemos el poder político a Madrid", no solamenete suena a rancio, trasnochado, asignificativo, antiguo, pesado, reiteradamente dicho, repetido y escrito, sino que además, y por si fuera poco, uno está cansado, absolutamemnte cansado, casi agotado, de escuchar músicas tan pobres, tan oídas y tan poco disfrutadas.

¿Por qué no se nos dice, por ejemplo, qué planes se tienen para conseguir que el 12% de la población catalana no viva bajo el umbral de pobreza? ¿Qué se piensa hacer para que los jóvenes de origen popular no renuncien cada vez más a iniciar estudios universitarios? ¿Cómo se piensa combatir la precariedad alarmante que afecta a un porcentaje nada desdeñable de los trabajadores? ¿Hay alguna propuesta para disminuir y eliminar la desigualdades en salud, que afecta a algo tan vital como la vida de cada uno?

En fin, ¿nos ponemos serios durante 15 días y hablamos de algo de interés, de asuntos ciudadanos, o seguimos hablando del Barça y otros temas afines?