Un cortocircuito bloquea durante dos horas todas las líneas catalanas de Renfe

La avería, atribuida a la lluvia, provocó demoras que afectaron a 45 trenes

Las cuatro gotas que cayeron ayer lo hicieron donde no debían. En la estación de Renfe de Sants, en Barcelona, originaron un cortocircuito que colapsó todas las líneas ferroviarias durante una hora y media, lo cual comportó que hasta 45 trenes circularan con diversas demoras, algunas superiores a las dos horas. La avería empezó a las 14.55 horas y se prolongó hasta las 16.30. Los pasajeros, cuyo número Renfe ni pudo precisar, no dispusieron de vehículos hasta sus destinos. Las estaciones se llenaron de gente sin información que se lo tomó con un punto de guasa y varios de indignación.
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Las cuatro gotas que cayeron ayer lo hicieron donde no debían. En la estación de Renfe de Sants, en Barcelona, originaron un cortocircuito que colapsó todas las líneas ferroviarias durante una hora y media, lo cual comportó que hasta 45 trenes circularan con diversas demoras, algunas superiores a las dos horas. La avería empezó a las 14.55 horas y se prolongó hasta las 16.30. Los pasajeros, cuyo número Renfe ni pudo precisar, no dispusieron de vehículos hasta sus destinos. Las estaciones se llenaron de gente sin información que se lo tomó con un punto de guasa y varios de indignación.

No se salvó ni un servicio: los de Cercanías y los regionales, incluso las grandes líneas cayeron en la trampa y los trenes se quedaron parados cuando se produjo el cortocircuito por motivos aún no determinados, aunque los técnicos, en principio, lo atribuyen a algún tipo de filtración del agua de lluvia. "No es habitual, pero puede pasar", afirmó un portavoz de la compañía ferroviaria.

Las aglomeraciones se produjeron en todas las estaciones centrales, sobre todo en Sants, paseo de Gràcia y plaza de Catalunya. Las líneas que pasan por esta última estación (la 1, la 3 y la 4, fueron las primeras en poder circular una vez reparada la avería, La número 2, que pasa por paseo de Gràcia, fue la última en recuperar el servicio.

Los pasajeros que más sufrieron las consecuencias del cortocircuito fueron los que se dirigían a Barcelona y que en el momento del incidente se encontraban en la periferia de la ciudad. Los trenes quedaron parados en estaciones como Montcada-Bifurcació, donde no hay transporte público alternativo al tren y sin apenas información. Los pasajeros echaron en falta recibir información por megafonía. En Montcada-Bifurcació, donde se unen las líneas de cercanías Sabadell, Manresa y Vic, el caos fue importante.A las ocho de la tarde, casi cuatro horas después de la reparación de la avería, todavía había trenes que sufrían retrasos a su llegada y salida de la estación de Sants. Pero lo peor se vivió a media tarde, cuando los retrasos de dos horas estaban al orden del día en todas las líneas. Decenas de pasajeros esperaban, entre indignados e impacientes, un tren que debía llevarles a Mataró a las 15.27 y que no llegó hasta las cinco de la tarde. También pasadas las cinco partió hacia La Tour de Carol el tren Delta que debía partir a las 15.16, casi dos horas antes. "Seguro que ya hemos perdido la conexión", se lamentaba una mujer francesa que debía enlazar con un tren hacia Toulouse.

A su llegada a Sants, Jordi Roca relataba su largo periplo desde Vic: "Al llegar a la estación de Montcada-Bifurcació, el tren quedó parado y nadie nos informó de nada hasta que, casi media hora más tarde, llamamos a la puerta de la cabina del conductor. Éste nos dijo que no sabía cuánto tiempo tardaríamos en arrancar y que si queríamos podíamos coger un autobús, aunque nadie nos dijo hacia dónde ni cuándo saldría". "La megafonía era como si no existiera, o sea que sólo nos enteramos de algo los pasajeros que fuimos a preguntar al conductor", explicó este joven.

También en Sants, una mujer que había ido a buscar a su padre, procedente de Alicante, se quejaba de la falta de información. "Aquí nadie explica nada, sólo que hay una avería". Cuando el hombre llegó, con una hora de retraso, dijo que en la estación de Vilanova, donde estuvieron parados todo este tiempo, nadie les informó de qué ocurría.

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También los responsables de atención al cliente de Sants pasaron una tarde atareada. Muchos pasajeros no ocultaron su indignación al observar que las canceladoras de salida les cobraban no uno, sino dos viajes, ya que, con el retraso, había expirado el plazo de tiempo que tiene el viajero desde que cancela su billete. "Yo me he dado cuenta y me he quejado, pero seguro que mucha gente no lo ha ni visto y ha pagado dos veces", exclamaba un pasajero.

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