Reportaje:

La lucha contra el agobio

Un grupo de mujeres de Parla aprende a controlar su estrés a través de un taller organizado por el Ayuntamiento

Me estresan los horarios, la casa y el cuidado de mi marido y mis hijos". "A mí me agobia ser desempleada, y no por vocación". "Yo me ataco desde que mis hijas se marcharon y me quedé sola con las tareas domésticas".

La sesión de control de estrés para mujeres de Parla arranca con una cura de exorcismo. Todos los lunes, cada cual disecciona el motivo de su ansiedad, y el resto escucha y asiente.

El agobio hizo mella en todas las alumnas y las empujó a apuntarse al taller de control de estrés que ha montado la Concejalía de la Mujer del municipio. "El estrés del ama de casa es más...

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Me estresan los horarios, la casa y el cuidado de mi marido y mis hijos". "A mí me agobia ser desempleada, y no por vocación". "Yo me ataco desde que mis hijas se marcharon y me quedé sola con las tareas domésticas".

La sesión de control de estrés para mujeres de Parla arranca con una cura de exorcismo. Todos los lunes, cada cual disecciona el motivo de su ansiedad, y el resto escucha y asiente.

El agobio hizo mella en todas las alumnas y las empujó a apuntarse al taller de control de estrés que ha montado la Concejalía de la Mujer del municipio. "El estrés del ama de casa es más solitario, porque está provocado por la rutina, y además las propias víctimas tienen dificultades para identificarlo", asegura la concejal Ángela del Portillo.

Las mujeres que trabajan fuera de casa también demandan esta actividad, por lo que "se han montado turnos de mañana y tarde que no han podido paliar la enorme lista de espera", según la edil de Parla.

En el taller, las participantes aprenden a diferenciar el estrés de otro tipo de preocupación o estado de alerta. "Yo me apunté porque sufría de mareos y me dolían los ojos, los oídos y la cabeza; el médico me dijo que tenía estrés", comenta María Teresa, de 50 años, mientras que practica los ejercicios de relajación.

A su lado, María José, de 38 años, se deja masajear por una compañera. "Creo que el estrés ataca más a las personas nerviosas, como es mi caso", sentencia. "Me creo unas expectativas al principio de cada jornada que no me dejan descansar ni un minuto, y al final del día hago un repaso de las tareas y me agobio porque pienso que aún podría haber hecho algo más", relata María José.

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Otra alumna del curso antiestrés, María Reyes, tiene 40 años y unas manos que parecen expertas cuando surcan el rostro de su vecina de colchoneta. "Estoy desempleada y tengo un hijo de 10 años y otro adolescente con horarios, gustos y formas muy distintas de ver las cosas. Eso a veces me produce ansiedad", explica sin tapujos.

La monitora, María, tercia en la sesión para explicar un nuevo ejercicio de masaje. "Ahora tenéis que cerrar los ojos como si entraseis en una cueva y todas vuestras preocupaciones se quedasen fuera; hay un velo que no os deja ver nada", sugiere con voz tenue. La sala se queda en silencio y la respiración de las alumnas es cada vez más profunda. "Haced movimientos circulares y hacia abajo con las yemas de los dedos; sin apretar, porque es sólo para facilitar el riego sanguíneo", aconseja la profesora en susurros, como si estuviese compartiendo un secreto.

"Me lo estoy tomando en serio y no estoy pensando en todo lo que me queda por hacer hoy", sonríe María José. "Hay que concentrarse en una misma", vuelve a interrumpir la monitora.

"Hay que procurar la estabilidad con uno mismo, porque ponerse de acuerdo con el resto del mundo es imposible", añade. "Traed vuestra mente al ejercicio y así lo aprovecharéis mejor", ilustra a las mujeres que están tendidas en el suelo.

La relajación, la concentración, la respiración y algunos ejercicios de estiramiento son el secreto del taller de control de estrés. Ésa es la parte física de las sesiones, porque una psicóloga también se ocupa de escuchar a las mujeres y de ayudarlas a luchar contra la ansiedad.

"No es una cuestión de edad, porque muchos niños sufren de estrés por los horarios o los exámenes, pero las amas de casa en particular son personas muy estresadas al cargarse de responsabilidades y convertirse en el motor de sus familias", ilustran los organizadores del taller.

Además del taller de control de estrés, la Concejalía de la Mujer de Parla ha organizado una actividad que denomina Mañanas en femenino, que brinda a sus vecinas un foro donde debatir vivencias y cuestiones de interés general, con desayuno incluido.

Según la concejal de la Mujer, lo que se pretende con estas tertulias de café es que "las mujeres de Parla traten asuntos que afecten a su vida diaria". "De esta forma y a través del debate, unas podrán conocer la opinión de las otras", apunta Ángela del Portillo.

Desde el inicio del presente mandato municipal, la concejalía que ella gestiona ha desarrollado casi una decena de programas destinados a las mujeres y los niños.

El último plan para distraer a los más pequeños consiste en enseñarles trucos de magia. Hay barajas, varitas y polvos mágicos que los chavales de 7 a 14 años podrán aprender a manejar hasta el 23 de diciembre, en que mostrarán sus habilidades al público en una exhibición que se celebrará en el teatro Jaime Salom de la localidad. Estas técnicas de ilusionismo sirven, al decir de Ángela del Portillo, "para que los chavales tengan alternativas lúdicas y posibilidad de relacionarse con gente de su misma edad".

Los peligros de la ansiedad

Los relojes y los teléfonos móviles quedan desterrados del taller municipal de control de estrés de Parla. La premisa fundamental es olvidarse de todo menos de uno mismo. "Relajarse tiene beneficios para la salud; eso todo el mundo lo sabe", aclara la monitora de la sesión.

"Lo que la mayoría de la población desconoce son los peligros y efectos del estrés", comenta el doctor Paul Rosca, presidente de Instituto Americano del Estrés, en su página de Internet, que consultan las participantes en el taller de Parla.

Según este experto, entre el 75 y el 90% de las visitas a los centros de salud están relacionadas con el estrés. Su discurso es poco alentador: "En la sociedad moderna el mecanismo del estrés no se activa por peligros momentáneos, sino por estados emocionales prolongados, como una separación matrimonial o el típico atasco de regreso a casa".

"Estas situaciones provocan que ciertas hormonas segregadas empiecen a causar daños que a la larga se convierten en enfermedades como diabetes, úlcera, hipertensión, impotencia, interrupción de la menstruación o daños a las células nerviosas", aprenden las asistentes al curso sobre estrés, pero también aprenden que hay herramientas para combatirlo.

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