Rituales en Haití
Una visita a la exposición de Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria despierta inevitablemente la reflexión. Las fotografías de su serie Rituales en Haití conjugan misterio, dramatismo y sensualidad. Son documentos repletos de simbolismo. Llevan testimonio de un acontecimiento y sus actores. Abren interrogantes sobre los límites de las creencias y los dioses. Nos reconfortan con su carga lírica y una composición alejada de la monotonía del formalismo estricto. Atrás ha quedado la España oculta descubierta por sus fotografía...
Una visita a la exposición de Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) en el Centro Cultural Montehermoso de Vitoria despierta inevitablemente la reflexión. Las fotografías de su serie Rituales en Haití conjugan misterio, dramatismo y sensualidad. Son documentos repletos de simbolismo. Llevan testimonio de un acontecimiento y sus actores. Abren interrogantes sobre los límites de las creencias y los dioses. Nos reconfortan con su carga lírica y una composición alejada de la monotonía del formalismo estricto. Atrás ha quedado la España oculta descubierta por sus fotografías en 1989 y paseada por el mundo entero. Ahora, esta reconocida fotógrafa nos enseña nuevos territorios.
Conmemoraciones de ritos y costumbres entre los herederos de aquellos cimarrones caribeños que fueron los primeros en liberarse de la esclavitud. Con sus imágenes nos acerca al vudú, termino cargado de inquietante intriga para los no iniciados.
Fascinante mestizaje de religiones y creencias, fuente de energía sagrada para sus fieles, en la exposición se muestran distintos aspectos de estos ritos colectivos. La extrema proximidad de la cámara al motivo de la imagen marca la realización. Indica la condición solidaria de la autora, descubre su interés por los sentimientos y las pieles ajenas. Con el blanco y negro, quiere resaltar la espiritualidad de los momentos elegidos. Pero sirve también para mejor saborear la poesía que destilan sus imágenes y olvidarse por un momento del colorín de los ambientes tropicales, tan manidos por las postales para turistas hambrientos de aguas claras y sol caribeño.
Los escenarios elegidos empiezan por una cascada en la selva tropical. En ese cauce que no se agota, símbolo de la vida eterna, se ducha una multitud de peregrinos para alcanzar los favores de sus divinidades. Tener descendencia, un trabajo estable o alejar la mala suerte.
La laguna Santiago, próxima a una iglesia consagrada al santo, es un autentico lodazal. En ella se ofrecen sacrificios de gallos y cabras. Algunos de los asistentes son poseídos por la magia del lugar y se ponen en trance, signo inequívoco de la buena disposición de los dioses para atender sus demandas. El Carnaval, los cementerios durante la fiesta de los difuntos, el calvario de los milagros son otras situaciones que ponen de manifiesto el sincretismo entre vudú y catolicismo. Lugares y momentos de los que Cristina García Rodero ha sacado buen partido para devolvernos nuestra capacidad de asombro.