CAMBIOS EN EL PRIMER GRUPO ESPAÑOL

Alierta prescinde de Abril-Martorell y asume todo el poder en Telefónica

El consejo de administración aprueba la desaparición de la figura del consejero delegado

El consejo de Telefónica aprobó ayer una profunda reestructuración en una doble dirección de simplificar el organigrama y adoptar un modelo presidencialista, en el que César Alierta, presidente del grupo, asume todos los poderes ejecutivos, tras la eliminación de la figura del consejero delegado. Fernando Abril-Martorell, que ocupaba este cargo, presentó ayer su dimisión en una decisión tomada de "mutuo acuerdo" con el presidente, según la versión oficial, aunque otras fuentes apuntan a que entre ambos existían discrepancias sobre el modelo organizativo y el reparto del poder.

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El consejo de Telefónica aprobó ayer una profunda reestructuración en una doble dirección de simplificar el organigrama y adoptar un modelo presidencialista, en el que César Alierta, presidente del grupo, asume todos los poderes ejecutivos, tras la eliminación de la figura del consejero delegado. Fernando Abril-Martorell, que ocupaba este cargo, presentó ayer su dimisión en una decisión tomada de "mutuo acuerdo" con el presidente, según la versión oficial, aunque otras fuentes apuntan a que entre ambos existían discrepancias sobre el modelo organizativo y el reparto del poder.

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Viaje de ida y vuelta en Telefónica. Alierta ha vuelto al modelo presidencialista de la compañía que heredó de su predecesor, Juan Villalonga y que él mismo modificó al crear la figura de consejero delegado en agosto de 2000, un mes después de desembarcar en la compañía. La creación de ese cargo se justificó en la necesidad de que alguien pilotara la profunda restructuración de la compañía para centrarla en su negocio básico de telefonía (fija, móvil e Internet), abandonando los macropoyectos de la era Villalonga en negocios tan diversos como medios de comunicación, comercio electrónico o datos y la expansión internacional.

Fernando Abril-Martorell, que había ocupado la dirección de Finanzas y la presidencia de TPI con Villalonga con el que mantuvo un fuerte enfrentamiento que propició su salida de la compañía, fue rescatado por Alierta para llevar a cabo esa labor. Tres años después, el propio Alierta ha decidido suprimir el cargo de consejero delegado, aprovechando la dimisión que le presentó ayer Abril-Martorell.

La razón oficial dada por Telefónica sobre esta decisión es que "el proceso de resestructuración y reducción de activos y negocios ha concluido" y, por tanto, ya no es precisa la figura del consjero delegado. Las mismas fuentes oficiales aducen que la decisión, aunque ha sido a iniciativa de Abril-Martorell, se ha tomado de "mutuo acuerdo" con el presidente.

No obstante, otras fuentes apuntan a que entre Abril y Alierta habían surgido importantes diferencias sobre el modelo organizativo y el reparto del poder, sobre todo a raíz de la anterior remodelación acordada en julio del año pasado. Y es que, pese al máximo cargo ejecutivo que ocupaba, a Abril-Martorell se le había excluido de cualquier responsabilidad sobre áreas tan importantes como las participaciones en medios de comunicación (Admira) o de la dirección de Finanzas, que dependían directamente de Alierta. De hecho, en algunos actos oficiales el propio presidente de Telefónica remarcó su apoyo a Abril-Martorell para acallar los rumores.

Otras fuentes señalan a que tampoco existía un buen clima de entendimiento entre Abril-Martorell y el secretario del consejo, Antonio Alonso Ureba, como se puso de manifiesto en la reciente salida de la compañía del vicesecretario general Joaquín de Fuentes, que no gustó al consejero delegado.

En cuanto a los accionistas, la vuelta a la compañía de Abril-Martorell fue respaldada tanto por BBVA como por La Caixa que entendían que ese modelo de reparto de poder entre el presidente y el consejero delegado era el más apropiado para una gran empresa. La desaparición de ese cargo trastoca en cierta medida esos planes originales.

De todas formas, y al contrario de lo que sucedió cuando Abril-Martorell abandonó por primera vez la compañía en junio de 2000, por las abiertas discrepancias que mantenía con Villalonga, esta segunda salida se produce de forma amistosa, como se ha hecho patente en el acuerdo para que Abril-Martorell continúe como asesor personal del presidente. Ese consenso se manifiesta, además, en que el todavía consejero delegado -dejará oficialmente su cargo el 1 de octubre- percibirá la indemnización que le corresponda por su contrato de alta dirección.

Alierta, del que ya dependían directamente las direcciones de finanzas, estrategia y medios, asume también el poder sobre todas las áreas de negocio: Telefónica Móviles, Telefónica de España (fija), Internacional (Latinoamérica), TPI-Páginas Amarillas y Terra.

Las acciones de Telefónica cayeron ayer un 1,7%, pero fuentes del grupo desvincularon esta caída con la noticia de la dimisión, y la achacaron a la mala sesión que sufrieron ayer las compañías de telecomunicaciones europeas, como France Télécom y Deutsche Telekom, que se desplomaron más de un 2%.

De izquierda a derecha, Fernando Abril-Martorell, César Alierta y Antonio Alonso Ureba, durante la última junta de accionistas de Telefónica.BERNARDO PÉREZ

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