Decenas de miles de inmigrantes trabajan en la economía sumergida

El 66% de los trabajadores sin papeles se encuentran en la provincia de Alicante

La cifra de inmigrantes indocumentados que trabajan en la economía sumergida oscila entre 53.000 y 105.000, de los que el 66% ejerce su actividad en Alicante. Las peculiares características de la economía valenciana, basada en la temporalidad y la necesidad de mano de obra intensiva, favorecen el crecimiento de la clandestinidad laboral. El servicio doméstico, el calzado, la confección, la hostelería y el cuero son los sectores que acaparan las mayores bolsas de empleo sumergido, según un estudio del sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante, Carlos Gómez.

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La cifra de inmigrantes indocumentados que trabajan en la economía sumergida oscila entre 53.000 y 105.000, de los que el 66% ejerce su actividad en Alicante. Las peculiares características de la economía valenciana, basada en la temporalidad y la necesidad de mano de obra intensiva, favorecen el crecimiento de la clandestinidad laboral. El servicio doméstico, el calzado, la confección, la hostelería y el cuero son los sectores que acaparan las mayores bolsas de empleo sumergido, según un estudio del sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante, Carlos Gómez.

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El crecimiento del paro, precisamente, en los sectores más boyantes como el turismo y la confección dibujan una realidad incontestable. Un informe sobre la situación sociolaboral de la inmigración en la Comunidad Valenciana corrobora las continuas denuncias lanzadas por los sindicatos a propósito del crecimiento imparable del empleo irregular. Las centrales alertan de que esta situación propicia un grave perjuicio no sólo a los empleados, que les empuja indefectiblemente a la precariedad laboral, sino al propio sistema público de la Seguridad Social. Según estimaciones del autor del informe, la legalización de la bolsa sumergida actual supondría un aporte de 36 millones de euros mensuales en afiliaciones a la Seguridad Social; en concepto de IRPF, la cifra pasaría de los 75 millones de euros anuales a los 160 millones.

Entre el 20 y el 30% de los trabajadores que desempeñan su trabajo en situación irregular corresponde a un extranjero indocumentado. No es casual que las actividades con mayor precariedad laboral como la hostelería, la agricultura, el comercio, el turismo y la construcción sean desempeñadas por un importante número de sin papeles. Carlos Gómez apunta que la comarca de la Vega Baja presenta una de las principales concentraciones de trabajadores extranjeros al margen de la legislación. En Valencia y Castellón el peso del empleo clandestino es menor, con unos porcentajes que se sitúan, según el experto, entre un 20 y un 25% en el caso de la capital del Turia y de un 9% en Castellón. Esta última presenta un rasgo sorprendente: el caso de extranjeros afiliados a la Seguridad Social es superior al número de residentes, lo que manifiesta el papel fundamental de la mano extranjera en esta área.

Las actividades que se abastecen de mayor número de mano de obra irregular son: el servicio doméstico (62%), calzado (41%); confección (40%), hostelería (37,3%), cuero (26,7%), agricultura (25%), comercio (23,3%), minería no energética (19,3%), construcción (19%) y servicios personales (17,5%).

Las cifras obtenidas por el experto se deducen de la comparativa entre el número de extranjeros residente legalmente en la Comunidad Valenciana -con los preceptivos permisos de residencia- con las cifras de extranjeros empadronados -trámite voluntario, que no precisa la documentación de residencia legal. Carlos Gómez apunta que si estas personas están empadronadas sin tener permisos de trabajo ni de residencia la "única vía" que les queda para sobrevivir es el trabajo al margen de la ley.

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La estacionalidad y la temporalidad que definen a la economía valenciana son los factores que, según el experto, alimentan un mercado de trabajo en el que los inmigrantes se han convertido en una "pieza esencial" y "lo van a seguir siendo en el futuro". La acusada estacionalidad explica, además, el carácter nómada de este colectivo que se desplaza a otras provincias donde se demandan trabajadores para labores como la recogida de cítricos, de aceitunas o nísperos, el helado, la cerámica, el juguete o el plástico. El sociólogo insiste en que la responsabilidad del crecimiento de la economía sumergida no sólo recae en la patronal que aprovecha la vulnerabilidad de este colectivo sino en la "complejidad" actual de la documentación. A los requisitos básicos para todo trabajador como son su disponibilidad, capacidad, formación, idoneidad y adaptación al trabajo; se añaden otros determinantes en el caso de los inmigrantes como son los permisos de trabajo y de residencia. Además este colectivo precisa de unos permisos específicamente adaptados para la ocupación, el ámbito geográfico y la duración temporal requerida. "La multiplicidad de los permisos lleva a que numerosos inmigrantes, aún disponiendo de papeles, a que no cuenten con los trámites del sector concreto en el que quieren trabajar", apunta el profesor de la Universidad de Alicante. De esta forma, no todos los inmigrantes que trabajan de forma irregular carecen de papeles sino que puede que éstos no se adapten a las características geográficas y sectoriales de su ocupación.

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