El científico investigado por el ántrax demanda al FBI

Steven J. Hatfill, el científico especialista en virus que trabajó en un laboratorio militar estadounidense entre 1997 y 1999 y que fue declarado sospechoso de estar detrás de los ataques con ántrax que aterrorizaron a los norteamericanos tras el 11 de septiembre de 2001, se ha querellado contra el responsable de Justicia, John D. Ashcroft, y contra el FBI. Hatfill, 49 años, acusa a Ashcroft y a la policía de acoso, de violar su intimidad y de impedirle encontrar un empleo.

Hace un año, el FBI concluyó que Hatfill era "persona de interés" en el curso de la investigación sobre los envíos...

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Steven J. Hatfill, el científico especialista en virus que trabajó en un laboratorio militar estadounidense entre 1997 y 1999 y que fue declarado sospechoso de estar detrás de los ataques con ántrax que aterrorizaron a los norteamericanos tras el 11 de septiembre de 2001, se ha querellado contra el responsable de Justicia, John D. Ashcroft, y contra el FBI. Hatfill, 49 años, acusa a Ashcroft y a la policía de acoso, de violar su intimidad y de impedirle encontrar un empleo.

Hace un año, el FBI concluyó que Hatfill era "persona de interés" en el curso de la investigación sobre los envíos por correo de esporas de ántrax que sembraron el pánico -además de matar a cinco personas- en el otoño de 2001, en plena conmoción tras los atentados de Nueva York y Washington.

No ha habido después ni acusación formal ni pruebas. Hatfill se queja de que durante todo este año la policía le ha seguido, ha pinchado su teléfono y ha conseguido que le echen de su trabajo: según la querella, el FBI ha pedido -y ha logrado- que la Universidad de Luisiana despida a Hatfill. Otra entrevista de trabajo mantenida por el científico acabó mal cuando el potencial empresario se dio cuenta de que sus movimientos estaban siendo grabados en vídeo.

Ashcroft y el FBI han mantenido "una campaña coordinada de difamación" desde hace un año, dice la querella. En opinión de Thomas Connolly, abogado de Hatfill, lo que la policía está tratando de aparentar, "a los ojos de un país ansioso, es que hay avances en la investigación, a pesar de que es evidente que está estancada".

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