LAS MENTIRAS DEL GOBIERNO ESPAÑOL SOBRE LA GUERRA

Aznar tergiversó en el Congreso los informes de los inspectores

El presidente presentó como hechos probados las dudas de Butler y Blix

El Gobierno aseguraba, en una reciente respuesta parlamentaria, que su apoyo a la guerra no se basó en "informaciones o valoraciones de los servicios de información" sobre las armas de destrucción masiva en poder de Irak, como en el caso de EE UU o el Reino Unido, sino "en los informes de los inspectores de la ONU". En realidad, el Ejecutivo tergiversó su contenido, pues hizo de ellos una interpretación rechazada por los propios inspectores.

El 5 de febrero pasado, José María Aznar declaró ante el pleno del Congreso: "Todos sabemos también que Sadam Husein tiene armas químicas. Los info...

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El Gobierno aseguraba, en una reciente respuesta parlamentaria, que su apoyo a la guerra no se basó en "informaciones o valoraciones de los servicios de información" sobre las armas de destrucción masiva en poder de Irak, como en el caso de EE UU o el Reino Unido, sino "en los informes de los inspectores de la ONU". En realidad, el Ejecutivo tergiversó su contenido, pues hizo de ellos una interpretación rechazada por los propios inspectores.

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El 5 de febrero pasado, José María Aznar declaró ante el pleno del Congreso: "Todos sabemos también que Sadam Husein tiene armas químicas. Los informes de enero de 1999 de los inspectores de las Naciones Unidas expulsados de Irak no dejan lugar a dudas: sus arsenales contenían más de 3.000 toneladas de precursores químicos, 300 toneladas de agentes químicos en bruto y 30.000 municiones especiales para la guerra química y biológica".

EL PAÍS preguntó el pasado viernes a la Secretaría de Estado de la Comunicación de dónde sacó Aznar estos datos. La respuesta fue que del informe S/1999/94, de 29 de enero de 1999, presentado al Consejo de Seguridad por el entonces jefe de los inspectores de la ONU en Irak, Richard Butler.

El documento, de 213 folios, recuerda el armamento destruido entre 1991 y 1998 bajo supervisión de la ONU (38.000 municiones especiales, 690 toneladas de agentes químicos y más de 3.000 toneladas de precursores). A continuación, expresa un "alto grado de confianza" o "cierto grado de confianza" en la destrucción de parte del arsenal durante la guerra de 1991, en base a las pruebas presentadas por Irak. No obstante, advierte: "Quedan asuntos pendientes, como la justificación [del destino] de 2.000 municiones especiales vacías y 550 cargadas". "La comisión", agrega, "tiene menos confianza en la destrucción de armas prohibidas que Irak dice haber realizado unilateralmente tras la guerra del Golfo. Entre ellas, 15.900 municiones especiales cargadas y 100 vacías, el agresivo VX y 50 toneladas de precursores para la producción de VX".

Empresas extranjeras

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El informe subraya que el arsenal total que tuvo Irak no se ha podido verificar por la falta de colaboración de Bagdad, pero también de las empresas extranjeras que se lo proporcionaron. Los inspectores comparan las armas que Irak declaró tener, o que deducen que tenía a partir de testimonios y documentos, con aquéllas cuya destrucción está acreditada. Pero no aseguran que la diferencia entre ambas cifras siga en poder de Irak, sino que se refieren a las mismas como pendientes de justificar.

Esta interpretación, que al parecer hizo Aznar, fue expresamente desmentida por jefe de los inspectores, Hans Blix. Refiriéndose a los informes de enero de 1999, Blix afirmó ante el Consejo de Seguridad el 27 de enero pasado, nueve días antes de que Aznar compareciera en el Congreso: "Estos informes no sostienen que las armas de destrucción masiva permanezcan en Irak, pero tampoco excluyen tal posibilidad". Por tanto, no podía afirmarse que los informes de enero de 1999 "no dejan lugar a dudas" sobre la posesión por Irak de armas de destrucción masiva. Al contrario, lo que planteaban era precisamente muchas dudas.

Aznar también aludió en el Congreso al documento de Blix. "En su informe al Consejo de Seguridad el pasado de 27 de enero", afirmó, "los inspectores han enumerado con claridad los puntos en los que Irak ha incumplido sus obligaciones: no ha dado cuenta del agente nervioso VX producido y no declarado; no ha explicado el destino de 1.000 toneladas de agentes químicos que conservó tras la guerra con Irán; no ha dado cuenta de 6.500 proyectiles para carga química; no ha demostrado la destrucción de 8.500 litros de ántrax; no ha detenido la producción de misiles con un radio de más de 150 kilómetros; no ha revelado el destino de 380 propulsores de misiles con agentes químicos que fueron introducidos de contrabando en el país el mes anterior".

Las alusiones de Aznar sí figuran en el informe de Blix, aunque no exactamente como él las mencionó. Por ejemplo, Blix dijo que hay una discrepancia de 6.500 bombas entre en las que Irak aseguró haber gastado en la guerra con Irán y las que aparecen como consumidas en un documento encontrado en el Cuartel General de la Fuerza Aérea iraquí. "La cantidad de agentes químicos en estas bombas podría ser del orden de unas 1.000 toneladas. Ante la falta de pruebas en sentido contrario, debemos sumir que esta cantidad está todavía sin localizar", dijo.

Respecto al ántrax, afirmó que "podría todavía existir" pues Irak no aportó pruebas convincentes de su destrucción, mientras que no fue concluyente sobre el alcance de los misiles, pues no habían concluido los estudios técnicos.

El pasado 15 de julio, en declaraciones al diario danés Politiken, Blix criticó al Gobierno danés por sacar conclusiones precipitadas de sus informes para justificar la guerra. "Decir que Irak no ha rendido cuentas de lo que ha hecho con estas armas no es lo mismo que decir que existen. Puede que existan, puede que no". Su crítica parecía dirigida a José María Aznar.

José María Aznar, en el último debate sobre el estado de la nación.LUIS MAGÁN

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