Malos tiempos para los 'manteros'

En la Explanada de Alicante, paraíso de la venta pirata de CD y DVD, manteros y policías juegan al ratón y al gato. En los últimos meses, la partida la están ganando los agentes, cuya presión ha sembrado la inquietud entre las decenas de inmigrantes magrebíes, subsaharianos y chinos, que exhiben sobre una manta las últimas novedades musicales de Bisbal, Alex Ubago, Niña Pastori, Police o Elton John. A cada instante, los manteros se ven obligados a envolver la mercancía y emprender la huida a todo trapo. En ocasiones, la llegada de los agentes frustra una venta y obliga a los vend...

En la Explanada de Alicante, paraíso de la venta pirata de CD y DVD, manteros y policías juegan al ratón y al gato. En los últimos meses, la partida la están ganando los agentes, cuya presión ha sembrado la inquietud entre las decenas de inmigrantes magrebíes, subsaharianos y chinos, que exhiben sobre una manta las últimas novedades musicales de Bisbal, Alex Ubago, Niña Pastori, Police o Elton John. A cada instante, los manteros se ven obligados a envolver la mercancía y emprender la huida a todo trapo. En ocasiones, la llegada de los agentes frustra una venta y obliga a los vendedores a dejar sobre el suelo los discos piratas que los agentes requisan.

La constante vigilancia policial y los operativos periódicos de mayor calado han hecho mella en esta modalidad de venta ambulante, que en España cuenta con 12 millones de consumidores, atraídos por tan ilegal y barata oferta: 3 euros un CD, y 5 euros, dos CD o un DVD. Alicante, según datos de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), ha pasado a ocupar el penúltimo lugar de la lista de ventas de CD ilegales.

"Vendemos mucho menos. Primero por la constante presencia de la policía y, segundo, porque la gente tiene menos dinero", comentaba un joven marroquí en la tarde de viernes, recién extendida la manta al final del paseo de la Explanada. "En un buen día podemos sacar unas ganancias de entre 20 y 30 euros", afirmó. "Pero si nos vemos obligados a abandonar la mercancía, tenemos que trabajar durante una semana para recuperar las pérdidas", añadió, mientras se disponía a liar el petate y poner pies en polvorosa. Uno de los múltiples miembros de su particular equipo de vigilancia acababa de dar la alerta: a escasos metros llegaba una pareja de la Policía Local. El joven mantero marroquí y demás colegas salieron disparados del lugar en dirección al extremo opuesto del paseo. Allí, volvieron a subir la persiana de su precario y móvil negocio.

La Policía Local está convencida de que la presencia física de los agentes ahuyenta a los manteros. "No pueden realizar la venta con tranquilidad y el cliente se siente inseguro", afirma un agente responsable de la lucha contra la venta pirata. "No tenemos constancia de que en Alicante haya ningún centro de producción de CD ilegales, se abastecen de intermediarios que llegan de Valencia y Barcelona". El agente también resalta el bajo coste de producción de los artículos que ofrecen: "Todo ello a tenor de la facilidad con la que abandonan la mercancía". La opinión del agente es compartida a medias por el vendedor marroquí. "Compramos los discos a intermediarios de Valencia y Barcelona", dice al tiempo que abunda en el desajuste que le acarrea tener que dejar la mercancía para evitar la policía.

La lucha antipiratería de la Policía Local ha dado sus frutos. A principios de año se incineraron más de 15.000 copias de CD falsificados. Los agentes no sólo centran la batalla contra los manteros en la Explanada, sino que la presión se ha trasladado a otros puntos de la ciudad, como la playa de San Juan, Urbanova, Postiguet y Paseo de Gomiz. La consecuencia de la acción policial es una bajada de compradores, que han pasado del 12,1% al 5,9% en el primer trimestre de 2003.

En lo que va de año, la Policía Local ha realizado 595 intervenciones contra la venta ambulante, con más de 5.000 CD intervenidos y otros 3.000 artículos diversos. El 50% de los decomisos se han producido en la Explanada. En el afamado paseo, referente turístico de la ciudad, los tenderetes del top manta ya no son mayoría. Ahora, proliferan otras mutaciones del negocio, como los vendedores de artículos de artesanía de países suramericanos.