Invitación

Gobernantes y madrileños: yo os invito con toda la dulzura del mundo, con la de quien saborea un momento único, a pasear por mi querido barrio. Si no es mucha molestia, lo haremos a las 4.00 horas, ya que el calorcillo habrá remitido un poquito y así el intenso olor a orín mantenido a 35 grados nos producirá menos arcadas. Venid, veréis cómo el parque infantil de la plaza se desborda y un riachuelo de meados no obliga a dar un pequeño rodeo. Os invito a que conozcáis el otro lado, la verdadera cara del barrio. Donde los suplicantes vecinos, desesperados y con ojeras por debajo de los carrillos...

Gobernantes y madrileños: yo os invito con toda la dulzura del mundo, con la de quien saborea un momento único, a pasear por mi querido barrio. Si no es mucha molestia, lo haremos a las 4.00 horas, ya que el calorcillo habrá remitido un poquito y así el intenso olor a orín mantenido a 35 grados nos producirá menos arcadas. Venid, veréis cómo el parque infantil de la plaza se desborda y un riachuelo de meados no obliga a dar un pequeño rodeo. Os invito a que conozcáis el otro lado, la verdadera cara del barrio. Donde los suplicantes vecinos, desesperados y con ojeras por debajo de los carrillos, descienden de sus casas para rogar que paren de tocar los bongos a las 5:00 de la mañana. ¿Por qué no se hacen cumplir las leyes debajo de mi casa y sí y con inusitada premura debajo de la casa de la señora madre del actual alcalde, por la cual dicho sea de paso, sólo tengo un profundo respeto?.

Desearía que nuestros gobernantes, mi estimado presidente del gobierno, mi capaz presidente de la comunidad -precursor de la ley antibotellón-, mi increíble anterior alcalde y su encantadora Policía Municipal, se dedicaran a hacer cumplir las leyes.

¿Seréis capaces de por un momento, dejar de hablar de terrorismo internacional y seguridad mundial, y volver vuestros descansados ojillos miopes hacia nuestras calles?. ¿Seréis capaces de solucionar un problemilla de salubridad y orden público en la plaza 2 de Mayo? Después, en cuando hayáis demostrado la decencia a que os obliga vuestro cargo, volved, yo mismo os recibiré en casa. Donde se podrá charlar y dormir, y hablaremos durante toda la noche de libertad y justicia.