LA CUMBRE DE SALÓNICA

El proyecto de Constitución Europea recoge las exigencias de Blair en política exterior

El derecho al veto será norma general para tomar decisiones en la diplomacia y la seguridad

El capítulo más delicado del proyecto de Constitución Europea, el de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), se ha convertido también en el más criticado por los europeístas porque su desarrollo asume prácticamente todas las líneas rojas impuestas por Londres. Por eso, la unanimidad, es decir, el derecho al veto, será la norma general a la hora de tomar decisiones en la PESC. La coincidencia de la grave crisis europea por la guerra de Irak con la elaboración del proyecto impidió acuerdos más vanguardistas en beneficio de británicos y nórdicos y en perjuicio del eje franco-alem...

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El capítulo más delicado del proyecto de Constitución Europea, el de la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC), se ha convertido también en el más criticado por los europeístas porque su desarrollo asume prácticamente todas las líneas rojas impuestas por Londres. Por eso, la unanimidad, es decir, el derecho al veto, será la norma general a la hora de tomar decisiones en la PESC. La coincidencia de la grave crisis europea por la guerra de Irak con la elaboración del proyecto impidió acuerdos más vanguardistas en beneficio de británicos y nórdicos y en perjuicio del eje franco-alemán.

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El Tratado de Maastricht, que entró en vigor hace 10 años, ya fijó como objetivo por vez primera el desarrollo de una política exterior común, hoy todavía balbuceante y lejos de ser alcanzada con el actual proyecto constitucional. Peter Hain, el ministro británico representante de su Gobierno en la Convención, afirmó a comienzos de mes que aún "es una quimera, una ilusión", creer en esa política común que el propio Valéry Giscard d'Estaing, presidente de ese foro, describió como "una ilusión totalmente vana" a la vista de lo ocurrido con Irak.

Por el contrario, y en contra de los deseos iniciales británicos, el texto consagra la posible creación de un núcleo de países, con Francia y Alemania al frente, para avanzar más lejos en busca de una Europa de la Defensa. Pero la meta sólo será creíble si Londres se suma. Son éstos los principales puntos del proyecto en PESC y Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD):

- Ministro de Exteriores. Habrá un ministro europeo de Exteriores, pese a que el mismo nombre no gusta a Londres, que tendrá las competencias actuales del Alto Representante para la PESC, hoy Javier Solana, y del comisario de Exteriores, hoy Chris Patten. Lo nombrarán los líderes, presidirá el Consejo de Ministros de Exteriores y, a la vez, será vicepresidente de la Comisión. "Ejecutará" la PESC y la PESD y "dirigirá el diálogo político" de la Unión en organismos internacionales, pero siempre bajo las directrices de los líderes. El ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, ha mostrado interés en ocupar este futuro puesto.

- Representación exterior. proyecto se deduce que habrá una amalgama: el presidente estable del Consejo Europeo representará a la Unión ante jefes de Estado y Gobierno. El ministro, ante sus homólogos de terceros países. Y la Comisión, en los terrenos que no tengan que ver con la PESC y la PESD, como la política comercial.

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- Apoyo sin reservas. Los principios quedan claros: los Estados apoyarán "activamente y sin reservas" la PESC, "se abstendrán de toda acción contraria a los intereses de la Unión" y "se coordinarán" en organismos internacionales, incluido el Consejo de Seguridad de la ONU.

- Defensa común. La Unión tendrá "una capacidad operativa basada en medios civiles y militares". La PESD conducirá a una defensa común europea, pero sólo cuando el Consejo Europeo lo acuerde "por unanimidad" y siempre respetando "las obligaciones" contraídas por los Estados integrados en la OTAN. Se creará, probablemente el año que viene, una Agencia de Armamento, Investigación y Capacidades Militares.

- Solidaridad. La Cláusula de Solidaridad es uno de los aspectos más novedosos: la UE y los Estados pondrán todos los medios civiles y militares que tengan a disposición de un socio que haya sufrido un ataque terrorista o una catástrofe natural. Esos medios también serán usados "para prevenir" el terrorismo. El terrorismo queda así incluido en la PESC.

- Núcleo duro. Los Estados que "cumplan criterios elevados de capacidades militares" [posible filtro para eliminar candidatos] podrán suscribir "compromisos más vinculantes" para cubrir "las misiones más exigentes" a través de una "cooperación estructurada". Entre ellos suscribirán una cláusula de defensa mutua, aunque "cooperarán estrechamente con la OTAN". La idea fue lanzada por Francia y Alemania, que, con Bélgica y Luxemburgo, ya anunciaron el mes pasado el embrión de la Europa de la Defensa autónoma de la OTAN.

- Intereses estratégicos. El Consejo Europeo determinará los intereses estratégicos de la Unión y fijará los objetivos de la PESC. El primer ensayo al respecto lo harán los líderes europeos el próximo día 20 en Salónica (Grecia), donde Javier Solana presentará un primer documento sobre "la estrategia común de seguridad". La preocupación por las armas de destrucción masiva o los programas nucleares de Corea del Norte e Irán será punto culminante del debate. Dentro del "concepto estratégico" de la UE se incluye el recurso a la fuerza, pero sólo como "último recurso" y siempre bajo los principios de la ONU.

El primer ministro marroquí, Dris Jettu, a la izquierda, conversa con el presidente de la Comisión, Romano Prodi.AP

Seis de cada 10 europeos desean una Carta Magna

El 63% de los europeos quiere una Constitución para la UE y sólo un 10% la rechaza. Dinamarca (43% a favor y 37% en contra), Finlandia (44% frente al 39%) y Reino Unido (52% frente a 9%) son los países donde se registra menor apoyo, mientras en el lado opuesto figuran Italia (77% a favor), Grecia (75%) y Holanda (71%). En España, el apoyo es del 64%, y el rechazo, del 9%. Son ésas algunas conclusiones del Eurobarómetro difundido ayer en Bruselas sobre un sondeo realizado a más de 16.000 personas entre el 18 de marzo y el 30 de abril.

De acuerdo con el mismo sondeo, 77 de cada 100 europeos quieren que la Unión tenga una política exterior autónoma con respecto a EE UU. El 69% desea también que haya una fuerza militar de reacción rápida en Europa; el 68%, que la Unión esté representada como tal en el Consejo de Seguridad de la ONU, y el 64%, que tenga un ministro de Exteriores.

El apoyo a la moneda única (un 66% en la zona euro) sigue siendo muy elevado, mientras las opiniones sobre la ampliación que se realizará el año que viene son muy diferentes. Francia, con un 54% de ciudadanos en contra, continúa siendo el país donde más rechazo se detecta, seguido de Bélgica (44%), Alemania (39%) y Reino Unido (36%).

Especialmente significativo resulta el nivel de confianza de los europeos en sus instituciones u organizaciones. La más valorada es el Ejército (67%), seguida por la policía (66%), la radio (65%), las ONG (59%), la televisión (57%), la justicia (51%), la ONU (48%) y la prensa escrita (47%). Los menos valorados en el listado son los partidos políticos (sólo el 16% confía en ellos y el 75% no), las grandes empresas (29% frente a 57%), los sindicatos (36% y 49%), el Gobierno nacional (37% y 53%), el Parlamento nacional (42% y 46%) y las instituciones religiosas (42% y 46%).

Preguntados por el grado de satisfacción con la pertenencia a la Unión Europea, los más contentos son los luxemburgueses (85%), los holandeses (73%), los belgas (67%), y los menos, los británicos (30%) y los austriacos (34%). Los españoles figuran en la franja media con el 62%. La media de satisfacción de formar parte de la UE arroja un 54% de consultados que la considera buena; un 27%, ni buena ni mala, y un 11%, mala.

Realizado en parte durante la guerra de Irak, el sondeo muestra que ha descendido notablemente entre los europeos la imagen de Estados Unidos en sus objetivos para luchar contra el terrorismo (baja del 54% al 45%) o a favor de la paz mundial (desciende del 33% al 23%).

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