Reportaje:

El fantasma de la abstención polaca

La necesidad de superar el 50% de participación en el referéndum de la UE preocupa a los políticos de Polonia

La campaña por la integración de Polonia en la Unión Europea está dando sus últimos coletazos. Será el sexto país de los 10 candidatos que decidirá este fin de semana su adhesión a partir del 1 de mayo de 2004. Dos días de referéndum que serán clave para el futuro de un pueblo católico, muy ambicioso y luchador, sobre el que todavía recae el pesado fardo del régimen comunista transcurrida ya más de una década desde la caída del muro de Berlín. Pero la frustración política del electorado, especialmente del joven, es hoy la principal preocupación, porque la baja participación puede enturbiar una...

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La campaña por la integración de Polonia en la Unión Europea está dando sus últimos coletazos. Será el sexto país de los 10 candidatos que decidirá este fin de semana su adhesión a partir del 1 de mayo de 2004. Dos días de referéndum que serán clave para el futuro de un pueblo católico, muy ambicioso y luchador, sobre el que todavía recae el pesado fardo del régimen comunista transcurrida ya más de una década desde la caída del muro de Berlín. Pero la frustración política del electorado, especialmente del joven, es hoy la principal preocupación, porque la baja participación puede enturbiar una victoria rotunda del sí.

El magnífico resultado que todos auguran hoy en Polonia se puede quedar en agua de borrajas por la abstención del electorado en este referéndum trascendental para el futuro del país, pero también del proyecto de la Europa ampliada. Los últimos datos publicados en la prensa polaca y los manejados por el Gobierno muestran que por un par de puntos podría no conseguirse el quórum necesario para dar por válido el referéndum de los próximos dos días. Los más optimistas lo dejan en un escaso pero suficiente 52%.

Es, sin lugar a dudas, la mayor preocupación de los políticos y de los dirigentes que apuestan por la integración europea. Con una participación por debajo del 50%, serán las dos cámaras parlamentarias las que tendrán que decidir sobre el futuro del país. La débil posición en la que se encuentra el primer ministro, Leszek Millar, puede llegar a desembocar en una profunda crisis política.

El ex ministro de Asuntos Europeos Jaceu Saryor-Wolshi afirma que el referéndum "llega en un mal momento". "El clima económico, el paro, los problemas políticos internos, los escándalos y la larga espera por entrar en la UE juegan a la contra", explicó. Las grandes empresas polacas, como la operadora de telefonía móvil ERA, son conscientes del problema de la baja participación y se han puesto de acuerdo con sus rivales para enviar durante los dos últimos días de campaña mensajes SMS a sus más de 18 millones de abonados para animarlos a votar.

La responsable de la Fundación Robert Schumann, Roza Thun, añade que la sociedad polaca "es todavía muy débil". Mo hay clase media y la mayoría de los jóvenes "no se toma en serio el referéndum". Además, hay otro factor, según Thun, que afecta a la participación, y es que los jóvenes, a pesar de que están claramente a favor de la UE por las oportunidades que esto supone, "temen que el Gobierno interprete el resultado como un sí a su política". El ex ministro de Exteriores Bronislaw Geremek explica además que entre el pueblo polaco "no hay tradición de voto", y se culpa a sí mismo y al resto de los dirigentes políticos de no haber sido "capaces de sensibilizar al electorado sobre la importancia de su participación".

Los euroescépticos, entretanto, aprovechan la circunstancia para sacar tajada a su favor. Y, como lamentaba Geremek, "han sido más inteligentes" a la hora de diseñar su campaña contra la UE agitando el recuerdo del nazismo. "La gente ama a la UE y sus valores, pero no lo sabe", concluye Geremek.

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