Reportaje:ELECCIONES 25M | Comicios municipales en Cataluña

Unas 'primarias' sin resultado claro

Las tendencias de voto arrojan más dudas que certezas sobre las perspectivas del PSC para las autonómicas de otoño

Las elecciones del domingo dilucidaban sólo el signo de los gobiernos municipales, pero el Partit dels Socialistes (PSC) les había dado también la impronta de primarias. No en el sentido estricto, como se apresuró a subrayar Pasqual Maragall con los resultados sobre la mesa, pero sí como indicador de que el cambio en Cataluña es "imparable", en opinión de los socialistas. Sean primarias o sólo las primeras, los resultados han dejado más dudas que certezas ante las autonómicas de otoño.

Los comicios fueron los primeros de un ciclo que, según el diseño de Maragall, puede dar...

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Las elecciones del domingo dilucidaban sólo el signo de los gobiernos municipales, pero el Partit dels Socialistes (PSC) les había dado también la impronta de primarias. No en el sentido estricto, como se apresuró a subrayar Pasqual Maragall con los resultados sobre la mesa, pero sí como indicador de que el cambio en Cataluña es "imparable", en opinión de los socialistas. Sean primarias o sólo las primeras, los resultados han dejado más dudas que certezas ante las autonómicas de otoño.

Los comicios fueron los primeros de un ciclo que, según el diseño de Maragall, puede dar un vuelco político en Cataluña y en España. Así, los comicios del domingo debían impulsar las expectativas de Maragall, y la eventual victoria de éste en otoño debía servir asimismo como trampolín de José Luis Rodríguez Zapatero para llegar a La Moncloa.

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Éste era el diseño del PSC. Los resultados, no obstante, han dibujado un escenario bastante más complejo: si las tendencias que se expresaron el domingo se repitiesen en las autonómicas de otoño, la victoria del PSC distaría mucho de estar asegurada y la mayoría de gobierno quedaría a merced de Esquerra Republicana (ERC).

Analistas y politólogos coinciden en que los resultados de unas municipales no pueden trasladarse nunca mecánicamente a otros comicios, pero las elecciones han marcado líneas distintas a las de 1999: hace cuatro años la subida espectacular del PSC, los apuros de Iniciativa y Esquerra Republicana -ambos lucharon contra sus respectivas escisiones, Esquerra Unida i Alternativa y el Partit per la Independència, respectivamente- y el severo retroceso de CiU y el PP suponían un prólogo ideal para Maragall con vistas a las autonómicas.

Sobre el papel, el PSC parte ahora en peores condiciones que en 1999. En las comarcas de Barcelona, su gran feudo, el PSC ha perdido cerca de cinco puntos con respecto a las anteriores municipales. En un ejercicio de laboratorio, una caída similar en las elecciones autonómicas podría tener para los socialistas un coste de hasta cinco diputados. CiU perdió el domingo el 1,7% en esta circunscripción, lo que acarrearía un coste de dos diputados si sufriera un retroceso equivalente en las autonómicas.

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La ley de Hondt -el sistema utilizado para repartir los escaños- privilegia a los partidos mayoritarios cuando las circunscripciones son grandes: cada escaño les cuesta menos votos que a las formaciones minoritarias. Esta regla tiene, por tanto, su lógico reverso: a los grandes también les cuesta menos perder escaños.

En Tarragona, Girona y Lleida el PSC también parte de un peldaño inferior con respecto a 1999. En aquella ocasión se presentó en coalición con Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) en las tres circunscripciones y contabilizó como propios el total de votos reunidos. Ahora, en cambio, la situación es muy distinta: ambos partidos competirán electoralmente en todas las circunscripciones y las posibilidades de que los votos de ICV se conviertan en escaño no están tan claras, pese a su tendencia al alza.

Subida de ERC

En estas tres circunscripciones los escaños en liza son muchos menos que en Barcelona, con lo que el retroceso de CiU, combinado con la rivalidad entre el PSC e ICV, hace muy difícil modificar el mapa político surgido de las elecciones de 1999.

Si se mantuviese la tendencia del pasado domingo, CiU perdería a lo sumo un escaño en Girona, y el PP, también uno en Tarragona. En ambos casos pasarían a manos de ERC, que también podría ganar un escaño en Lleida y hasta cuatro en Barcelona. El crecimiento de Iniciativa en el Parlament es más complicado: hoy tiene cinco diputados, pero dos de ellos los ganó gracias al pacto preelectoral con el PSC en Girona y Tarragona. Si doblara los votos en las comarcas de Barcelona -su única plaza segura-, se quedaría con seis diputados.

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