La huelga de autobuses llega a Semana Santa sin ninguna perspectiva de solución

Empleo apuesta por la negociación y no dictará un laudo obligatorio que ponga fin al paro

El principio de acuerdo alcanzado el viernes para cerrar la huelga de autobuses privados en Vizcaya no prosperó ayer. Los trabajadores del sector, reunidos en asamblea, rechazaron la propuesta de forma mayoritaria (240 votos en contra y 40 a favor) por considerarla "insuficiente". Los empresarios calificaron esta decisión de "colmo de los colmos" y señalaron que ya sólo les queda el "arbitraje obligatorio" del Gobierno vasco. Fuentes del Departamento de Empleo recalcaron ayer que descartan esta posibilidad y siguen apostando por llevar a las partes a la mesa negociadora para cerrar un acuerdo....

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El principio de acuerdo alcanzado el viernes para cerrar la huelga de autobuses privados en Vizcaya no prosperó ayer. Los trabajadores del sector, reunidos en asamblea, rechazaron la propuesta de forma mayoritaria (240 votos en contra y 40 a favor) por considerarla "insuficiente". Los empresarios calificaron esta decisión de "colmo de los colmos" y señalaron que ya sólo les queda el "arbitraje obligatorio" del Gobierno vasco. Fuentes del Departamento de Empleo recalcaron ayer que descartan esta posibilidad y siguen apostando por llevar a las partes a la mesa negociadora para cerrar un acuerdo.

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Patronal y sindicatos ni siquiera se ponían ayer de acuerdo en si el viernes se había llegado o no a un "principio de acuerdo" tras más de ocho horas de reunión. Pedro Angulo, portavoz de UGT, central mayoritaria en el sector, negaba que hubiese habido algo más que un compromiso por su parte de trasladar a los trabajadores la última propuesta de la patronal. El portavoz de los empresarios, Jesús Orbea, replicó que se había pactado un acuerdo hasta el límite donde ellos podían llegar. Frente a esta disparidad de criterios, Empleo, que llevó a las partes a la mesa de negociación, ratificó ayer que sí había habido un principio de acuerdo como tal.

La oferta de la patronal, que no piensa mejorar, establecía un convenio de dos años de duración, rebajando en un año su intención inicial. Para el primer ejercicio, los empresarios proponían un incremento salarial lineal, criterio que en un principio rechazaban, de 72,12 euros mensuales (sin incluir las pagas extras) y una reducción de jornada de nueve horas, que tampoco aceptaban de partida. Para el segundo ejercicio, ofrecían un alza mensual de 54,09 euros, incluidas pagas extras, y una reducción de jornada de 12 horas.

"Se alcanzó un acuerdo con los cuatro sindicatos [UGT, CCOO, ELA y LAB] y es temerario y prepotente romperlo", aseguró indignado Orbea. Las dos patronales de Vizcaya, Adivi y Aundi, apoyaron por unanimidad el viernes por la noche y ayer por la mañana el acuerdo, pese a que en el debate hubo voces que apostaron por aguantar, dado que ahora llegan las vacaciones.

Los sindicatos justificaron el rechazo a la propuesta en que no se han incluido en el acuerdo las llamadas horas de presencia en que los empleados deben permanecer en los locales de la empresa aunque no tengan que conducir. El actual convenio establece hasta 20 horas semanales de este tipo que deben ser abonadas. Los trabajadores demandan que, ante el incumplimiento en ocasiones de este pago, a toda la plantilla se le abonen 10 horas.Tras el nuevo fracaso negociador, los empresarios rescatan su exigencia de que la Administración dicte un laudo obligatorio, lo que los trabajadores rechazan categóricamente y defienden que el acuerdo debe llegar en la mesa de negociación. "No han querido negociar y la Administración debería obligarles a hacerlo", señaló con enfado Angulo.

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La parte social entiende que, si se llega a un laudo obligatorio, favorecerá a la patronal, "como ya ha ocurrido en otras ocasiones". No solo rechazan esta posibilidad, sino que piden que desaparezca por "desvirtuar" la negociación. Empleo se sigue negando, como ha hecho desde el principio del conflicto, a dictar un laudo. La nueva ruptura, que lleva la huelga a cumplir hoy 27 días, se escenificó en una reunión a mediodía con la representación del departamento.

Los trabajadores dicen ser conscientes de la impopularidad de mantener la huelga con la Semana Santa encima, pero descargan la responsabilidad en la patronal. Ésta hizo exactamente lo contrario y se mostró interesada en que la "opinión pública" conozca los detalles de su propuesta. "Las empresas están ya tocadas y es lo mejor que se puede rascar", aseguró Orbea.

El Gobierno buscará ahora sentar de nuevo a las dos partes. La huelga afecta desde hace casi cuatro semanas a más de 100.000 personas, cifra que va a aumentar considerablemente con los problemas para las vacaciones.

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