GUERRA EN IRAK | La situación en Bagdad

"Estaremos con el que gane"

La estatua de Sadam Husein permanece en su pedestal junto a la central de comunicaciones completamente destruida de Al Mamun, en el sector occidental de Bagdad. Todo un símbolo de la situación de Irak, donde el régimen aún se mantiene al frente de un país agujereado como un queso de gruyère por la presencia de las fuerzas invasoras de Estados Unidos y del Reino Unido.

"Están por todas partes", reconocía a esta enviada el director de Información, Uday Al Tai, a primera hora de la mañana de ayer. Desde tres horas antes, los cañones estadounidenses sacudían con fuerza la orilla occidental ...

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La estatua de Sadam Husein permanece en su pedestal junto a la central de comunicaciones completamente destruida de Al Mamun, en el sector occidental de Bagdad. Todo un símbolo de la situación de Irak, donde el régimen aún se mantiene al frente de un país agujereado como un queso de gruyère por la presencia de las fuerzas invasoras de Estados Unidos y del Reino Unido.

"Están por todas partes", reconocía a esta enviada el director de Información, Uday Al Tai, a primera hora de la mañana de ayer. Desde tres horas antes, los cañones estadounidenses sacudían con fuerza la orilla occidental del Tigris, haciendo temblar toda la capital iraquí. Sin teléfono desde hace una semana, Al Tai ignoraba qué estaba pasando en la ciudad y en la cúpula del régimen que él representa ante los periodistas extranjeros. Su cara denotaba preocupación.

"Pueden conquistar nuestro país, pero nunca conquistarán nuestros corazones", defendía aún Kadhim Al Tai, responsable del Centro de Prensa. "Bush quiere poner a un militar estadounidense al frente de nuestro país, así que vamos a tener a un presidente que necesitará traductor para gobernar Irak", comentaba con sorna, dando a entender que la derrota era sólo cuestión de tiempo.

"Mañana", se aventuró a responderle uno de los funcionarios iraquíes que ejercen de guías de los periodistas extranjeros, aprovechando que no había nadie más en el ascensor.

"¿Qué vamos a hacer? Estaremos con el que gane", confiaba otro funcionario empezando a tomar distancias. La mayoría de sus compañeros hace ya días que no acude al trabajo. El edificio ha empezado a desmoronarse.

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