Alonso acusa al Gobierno de pasividad ante la inseguridad en el Casco Viejo

El alcalde de Vitoria, el popular Alfonso Alonso, acusó ayer al Gobierno de pasividad ante la inseguridad que vive una zona del Casco Viejo de Vitoria, que ha derivado en protestas vecinales y brotes de xenofobia. Alonso descargó en el Ejecutivo la responsabilidad tanto en lo relativo a seguridad y actuación policial, como en materia de inmigración.

La acusación llega después de varias semanas de movilizaciones de los residentes del entorno de la calle Barrancal, una vía con una importante población de origen magrebí, cuyos habitantes denuncian un alto nivel de tráfico de drogas. Sin em...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

El alcalde de Vitoria, el popular Alfonso Alonso, acusó ayer al Gobierno de pasividad ante la inseguridad que vive una zona del Casco Viejo de Vitoria, que ha derivado en protestas vecinales y brotes de xenofobia. Alonso descargó en el Ejecutivo la responsabilidad tanto en lo relativo a seguridad y actuación policial, como en materia de inmigración.

La acusación llega después de varias semanas de movilizaciones de los residentes del entorno de la calle Barrancal, una vía con una importante población de origen magrebí, cuyos habitantes denuncian un alto nivel de tráfico de drogas. Sin embargo, un estudio realizado por la Ertzaintza en este área del casco medieval no apreció un índice de delincuencia o venta de estupefacientes especialmente relevante, según admite el propio Alonso.

El consistorio, sin embargo, ha intensificado la presencia de agentes del servicio de barrio, "pero nuestra policía llega adonde llega", indicó el alcalde. La competencia, dijo, es de la Ertzaintza, a la que pidió "que se tome en serio estas cuestiones". Alonso restó importancia, por contra, a las pintadas de contenido racista que recientemente han aparecido en una de las mezquitas de la calle Barrancal, al entender que proceden de "gamberros minoritarios".

Los residentes de Barrancal han constituido en las últimas semanas una asociación propia, al margen de la asociación de vecinos del Casco Viejo. La definen como un auténtico "gabinete de crisis" ante el clima de crispación causado por los problemas entre vecinos y traficantes. La importante presencia de magrebíes, que cuentan con dos mezquitas y diversos negocios, ha originado un ambiente en el que se mezclan sentimientos de rechazo a la delincuencia y de xenofobia.

Habitantes del barrio y Ayuntamiento discrepan: los primeros quieren más presencia policial y una política que elimine el riesgo de crear un gueto urbano, mientras desde el consistorio se aducen la falta de medios y la necesidad de medidas sociales.

"Ya hay quien habla de autodefensa y bates de béisbol", indicaba esta misma semana un portavoz de la asociación de vecinos del Casco Viejo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En