Cartas al director

Viva mi dueño

"Yo determiné arrimarme a los buenos, por ser uno dellos", declara con orgullo Lázaro de Tormes, ya adulto, casado con la querida del Arcipreste para disimular las vergüenzas del amo. El aberrante aprendizaje de su vida le ha llevado a identificar la honra con su provecho, lo bueno con lo que le conviene. Y sabe bien que el de abajo, para medrar, no tiene más remedio que venderse al servicio del poderoso. El presidente del Gobierno, cuando confiesa sin complejos que nos lleva a la guerra de Bush "para ser un país que cuente, que sirva -¿a quién?- y que decida", se está retratando ante toda la ...

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"Yo determiné arrimarme a los buenos, por ser uno dellos", declara con orgullo Lázaro de Tormes, ya adulto, casado con la querida del Arcipreste para disimular las vergüenzas del amo. El aberrante aprendizaje de su vida le ha llevado a identificar la honra con su provecho, lo bueno con lo que le conviene. Y sabe bien que el de abajo, para medrar, no tiene más remedio que venderse al servicio del poderoso. El presidente del Gobierno, cuando confiesa sin complejos que nos lleva a la guerra de Bush "para ser un país que cuente, que sirva -¿a quién?- y que decida", se está retratando ante toda la redondez del Ruedo Ibérico en ese mismo espejo deformante.

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