Cartas al director

No podemos dejar solo al nuevo presidente brasileño

Muy bien, Lula ha ganado las elecciones. Es posible tener la experiencia de un gobernante que se presenta como defensor de los 44 millones de pobres de Brasil. Su primer objetivo es la lucha contra el hambre y la pobreza.

¿Será posible una nueva forma de gobernar? Yo creo, como muchos, que otro mundo es posible; por tanto, también otra manera de hacer política es posible. Él tiene un proyecto, "Hambre cero", lo presentó antes de ganar las elecciones. En las páginas internacionales de este periódico de día 5 de enero se puede encontrar una larga información sobre el mismo.

Según e...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Muy bien, Lula ha ganado las elecciones. Es posible tener la experiencia de un gobernante que se presenta como defensor de los 44 millones de pobres de Brasil. Su primer objetivo es la lucha contra el hambre y la pobreza.

¿Será posible una nueva forma de gobernar? Yo creo, como muchos, que otro mundo es posible; por tanto, también otra manera de hacer política es posible. Él tiene un proyecto, "Hambre cero", lo presentó antes de ganar las elecciones. En las páginas internacionales de este periódico de día 5 de enero se puede encontrar una larga información sobre el mismo.

Según esta información, su proyecto despertó interés internacional. Pero sólo la Unesco ha ofrecido ayuda económica. El BID, BM y la FAO, de momento, sólo han aportado buenas palabras.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

El Gobierno de Lula pretende incorporar amplios sectores en una lucha que ha de ser a largo plazo: empresarios, comerciantes, asociaciones, ONG y sectores de la Iglesia, según la citada información de la prensa, pero su país pasa por una situación económica difícil, hostil. Y los proyectos no pueden realizarse sin la necesaria dotación económica.

Todos los que creemos en la justicia, en la solidaridad, no podemos dejar solo al presidente Lula y su Gobierno, a los brasileños. Todos nos jugamos mucho. No sólo paliar una situación concreta de desigualdades, de injusticia social, nos jugamos mucho más. Está en juego la esperanza, el poder creer que otro mundo es posible, que alguna vez se puede gobernar desde los humildes y para ellos, desde las personas y para las personas.

Por ello pienso que todas les organizaciones, ONG, partidos políticos, especialmente de izquierdas, Cáritas, la Iglesia, o aquellos sectores de la misma comprometidos con la causa de los pobres y la justicia, todos deberíamos empujar, darle nuestro apoyo, incluido el económico. Todos los ciudadanos también. Creo que las organizaciones nos lo deberían de facilitar.

Yo, por mi parte, me comprometo a hacer propuestas en este sentido en aquellas organizaciones en las que participo.

Archivado En