Powell emprende una ofensiva diplomática en la ONU

El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, aprovechará su estancia hoy en Nueva York, con motivo de una conferencia de la ONU sobre terrorismo, para convencer al resto de los miembros del Consejo de Seguridad de la necesidad de desarmar a Sadam Husein, incluso por la fuerza. Washington siente que, debido a la normalidad de las inspecciones en Irak, está perdiendo terreno en la ofensiva diplomática a favor de la guerra.

Powell asiste hoy a la sesión extraordinaria sobre terrorismo, junto con los ministros de Exteriores de China, Tang Jiaxuán; Francia, Dominique de Ville...

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El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, aprovechará su estancia hoy en Nueva York, con motivo de una conferencia de la ONU sobre terrorismo, para convencer al resto de los miembros del Consejo de Seguridad de la necesidad de desarmar a Sadam Husein, incluso por la fuerza. Washington siente que, debido a la normalidad de las inspecciones en Irak, está perdiendo terreno en la ofensiva diplomática a favor de la guerra.

Powell asiste hoy a la sesión extraordinaria sobre terrorismo, junto con los ministros de Exteriores de China, Tang Jiaxuán; Francia, Dominique de Villepin; México, Luis Ernesto Derbez; Rusia, Igor Ivanov; Alemania, Joschka Fischer, y España, Ana Palacio. El secretario de Estado, dijo su portavoz, quiere "saber cómo enfocamos y aclaramos la situación y qué pasos da el Consejo" si el 27 de enero los inspectores informan de que Bagdad está incumpliendo el mandato de Naciones Unidas.

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El problema, desde el punto de vista de EE UU, es que el día 27 el jefe de los inspectores, Hans Blix, probablemente dirá que no ha descubierto nada que desmuestre que Irak sigue produciendo armas de destrucción masiva y pedirá más tiempo para llevar a cabo su misión. Washington ya se ha hecho a la idea de que la agencia de desarme de la ONU (Unmovic) y sus colegas del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) nunca van a encontrar pruebas lo bastante contundentes como para justificar una guerra.

Esto complica singularmente los esfuerzos estadounidenses para justificar legalmente una intervención que nunca ha sido muy popular entre sus aliados. Incluso los británicos aseguran ahora que no es necesario precipitarse. Las opiniones públicas, también en Estados Unidos, son cada vez más reacias a una guerra. Mientras, el Pentágono prosigue sus preparativos de guerra y espera estar completamente listo a mediados de febrero.

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