EL FUTURO DE EUROPA

La bicefalia se abre camino

La compleja, a la vez que original, estructura de las instituciones europeas, junto a los intrincados procedimientos de toma de decisiones, se ve habitualmente agravada por la no menos extraña terminología que emplean los funcionarios y responsables de la UE, y en ocasiones también los periodistas. Eso explica en parte el gran foso existente entre los ciudadanos y las instituciones. Esta semana, el debate se ha centrado sobre la conveniencia o no de que en Bruselas haya dos cabezas visibles y permanentes de las dos instituciones con poderes ejecutivos en la UE: el Consejo y la Comisión. Apoyad...

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La compleja, a la vez que original, estructura de las instituciones europeas, junto a los intrincados procedimientos de toma de decisiones, se ve habitualmente agravada por la no menos extraña terminología que emplean los funcionarios y responsables de la UE, y en ocasiones también los periodistas. Eso explica en parte el gran foso existente entre los ciudadanos y las instituciones. Esta semana, el debate se ha centrado sobre la conveniencia o no de que en Bruselas haya dos cabezas visibles y permanentes de las dos instituciones con poderes ejecutivos en la UE: el Consejo y la Comisión. Apoyada por los países grandes, todo parece indicar que la duda se resolverá a favor de la bicefalia.

La arquitectura institucional de la UE está basada en el Consejo Europeo (los jefes de Estado o de Gobierno de la Unión reunidos en las llamadas cumbres europeas), la Comisión Europea (órgano apolítico e independiente compuesto hoy por 20 comisarios) y el Parlamento Europeo (626 escaños). En la actualidad, existe ya la figura del presidente del Consejo Europeo o presidente de la UE. Se trata del jefe de Gobierno del país que cada seis meses preside la Unión. No ejerce su papel como tal en el día a día de la Unión, porque además compagina esa función con la de dirigir el Gobierno de su propio país. En estos momentos, es el primer ministro griego, Costas Simitis.

25 Estados en 2004

Con 25 Estados a partir de 2004, el turno correspondería cada 12 años y medio. Además, cada semestre varían las prioridades de la Unión y existe escasa continuidad en los objetivos. Para conseguir mayor estabilidad, Francia propuso hace dos años la posibilidad de contar con un mismo presidente del Consejo Europeo durante cinco años. La idea fue aceptada por Reino Unido y España, después por Italia y, por último, por Alemania.

Al contrario de lo que ahora ocurre en el Consejo Europeo, la Comisión sí tiene un presidente estable durante cinco años, con sede permanente en Bruselas, designado por el Consejo Europeo y ratificado por el Parlamento Europeo. Como institución encargada de velar por el cumplimiento de los tratados y con total iniciativa legislativa, defiende los intereses comunes de la Unión, y no de cada país. Por tanto, en la capital comunitaria sólo hay de modo permanente un presidente de una institución europea. El del Parlamento utiliza como sede tanto Bruselas como Estrasburgo.

Es esa bicefalia en Bruselas la que teme la Comisión Europea, puesto que el futuro presidente del Consejo Europeo ejercerá su autoridad en el día a día de la UE. En el fondo, el temor de la Comisión se centra en que, tras esa iniciativa, se esconde el objetivo de los Gobiernos de ganar peso en la UE, es decir, de hacer valer más el llamado método intergubernamental (mayor poder de los Gobiernos) que el comunitario (más poder para la Comisión).

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