Reportaje:REPORTAJE

La prensa contra Chávez

Las cadenas de televisión y periódicos privados son el hilo conductor de la huelga general contra la presidencia de Hugo Chávez y, de hecho, el primer partido de la oposición venezolana. El periodismo quedó sepultado por la propaganda y el activismo político porque los dueños y ejecutivos de los medios de comunicación antigubernamentales llegaron a la conclusión de que, ante las libertades en peligro, la neutralidad es chavismo o complicidad; el abecé de la profesión, impracticable, y la entrada en combate, una necesidad. Las arengas sustituyeron a la publicidad comercial en las seis pr...

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Las cadenas de televisión y periódicos privados son el hilo conductor de la huelga general contra la presidencia de Hugo Chávez y, de hecho, el primer partido de la oposición venezolana. El periodismo quedó sepultado por la propaganda y el activismo político porque los dueños y ejecutivos de los medios de comunicación antigubernamentales llegaron a la conclusión de que, ante las libertades en peligro, la neutralidad es chavismo o complicidad; el abecé de la profesión, impracticable, y la entrada en combate, una necesidad. Las arengas sustituyeron a la publicidad comercial en las seis principales cadenas, y los diarios de mayor circulación, El Universal y El Nacional, entre ellos. Todos se sumaron a la huelga del 2 de diciembre. La estatal, en la otra trinchera, es herramienta del Gobierno y de sus simpatizantes.

"Hay una enorme libertad de expresión, aquí lo que no hay es periodismo. El periodismo está suspendido, está todo militando", según el analista político Antillano

La realidad se conforma a conveniencia y los espacios cedidos al contrincante son casi nulos en la cadena oficial, y dosificados en las privadas. El Gobierno cuenta con una televisión, la Radio Nacional, una agencia de noticias y un grupo de emisoras comunitarias. La potencia de fuego de la batería opositora es mucho mayor: Radio Caracas Televisión, Venevisión, Globovisión, Televen, CMT y Meridiano TV, y más del 90% de los 80 periódicos existentes, una docena de circulación nacional. La pluralidad de algunos programas es casi simbólica en esta guerra a muerte por dos proyectos de nación. Políticos y analistas rivales debaten en Triángulo, de la privada Televen, conducido por Carlos Fernández, y más esporádicamente, con Ernesto Villegas, en Venezolana de Televisión.

"Los medios ven un país que yo no veo", lamenta William Querales, diputado del partido Podemos, moderadamente chavista. "Hay una clase media movilizada, enorme, en todo el país, pero también hay unos sectores pobres movilizados. Hay que buscar un punto de equilibrio, un proyecto nacional donde quepamos todos". Pero la oposición sostiene que Chávez no cabe en esa convivencia porque la pretende a su antojo, excluyente, y deshace o se adueña de las instituciones del Estado llamadas a ser contrapeso del Ejecutivo.

La objetividad, una tontería

"Las cadenas hacen bien porque Chávez quiere imponernos un régimen dictatorial. La objetividad ahora es una tontería", comenta la ejecutiva de un sello literario. La primacía de las radios y cadenas tiene efectos hipnóticos entre los televidentes y los propios actores de la contienda, y es consecuencia de la progresiva pérdida de ascendencia de los partidos tradicionales, casi barridos durante las generales del 6 de diciembre de 1998, ganadas por el ex teniente coronel de paracaidistas. Desde hace años, los venezolanos dejaron de acudir a ellos como mediadores y vertebradores, para preferir a los medios de comunicación, arrastrados hacia el ojo del huracán detenido sobre el Orinoco.

Pantallas y páginas disparan a discreción, caen chuzos de punta y se transmiten mensajes subliminales de violencia: los unos y los otros se llaman asesinos y ladrones, fascistas y terroristas, y la dolosa imputación de botarates o manipuladores recibe el tratamiento de noticia. La prensa renunció a las normas básicas de su origen, muy inspirado en el norteamericano. Los entrevistadores son litigantes, no curiosos; la mayoría de las crónicas, editoriales o invectivas; los titulares, alegatos, y la comprobación, una quimera. "Cuando un periódico hace huelga es que ha abandonado a la mitad de los lectores, o la otra mitad de Venezuela. Imagínese que EL PAÍS hiciera huelga porque está contra el Partido Popular", señala Pablo Antillano, destacado analista de medios de comunicación. El académico no cree que la envergadura de la crisis obligue a una adhesión que descalabró los fundamentos de la prensa y la convirtió en una de las vanguardias de la protesta política. "De todas formas, Chávez tiene mucha culpa. Ha sido muy torpe en todo. No sabe gobernar".

La agitación es permanente. "¡Extra, extra, extraaaa!", se vocea en una proclama de Venezolana de Televisión. Con fondo de trompetas, aparece en pantalla la portada de un diario. Bancos, obligados a abrir, es el titular. "Claro", refrenda alguien, "el dinero es de la gente". Las versiones de los choques callejeros y los muertos son siempre divergentes. "Lo que callan las cadenas conspiradoras", "ésta es la paz de los golpistas", "fascistas en acción", son leyendas que acompañan a las filmaciones de gente armada identificada como de la oposición. Los laboratorios de imagen de la oposición tampoco descansan. "Ni un bolívar (moneda nacional) más contra la corrupción. A las nueve de la mañana, tomemos nuevamente las calles. Por la paz y la libertad". Un varonil coro de voces refrenda el toque a rebato: "¡Hoy más que nunca! ¡Un paso al frente! ¡Elecciones, ya!". El talento creativo de las empresas encargadas de la munición es apreciable. "¿Qué ha hecho Chávez por ti en cuatro años?", pregunta alguien. La cuenta atrás de un reloj, el tic-tac del fracaso, llega a cero. "No ha hecho mucho, ¿verdad? Bienvenido. Ya formas parte de la mayoría. El descontento popular crece y crece cada día. Vamos a contarnos. Contarnos (elecciones) es la salida".

Cuerpo a cuerpo

El fenómeno de la agresión a los medios, principal imputación contra el Gobierno, no proviene directamente del Estado, según Antillano, aunque se inspira en el discurso de Chávez, "que demoniza a los medios, los sataniza, pero no los censura". No era el caso de los Gobiernos anteriores. "El de Lusinchi (ex presidente Jaime Lusinchi, 1984-88), Acción Democrática (AD, socialdemócrata), por ejemplo, no sólo recortaba el papel, sino que te ponía un censurador adentro". Pero el chavismo cree que la prensa privada lo ataca, que entró en batalla y que en el cuerpo a cuerpo siempre hay bajas. "Se ha producido entonces una cosa muy cruel: hay 400 ataques contra periodistas, pero no se puede decir que no haya una democracia", agrega el analista. "Hay una enorme libertad de expresión, aquí lo que no hay es periodismo. El periodismo está suspendido, esta todo militando".

Manifestación en Caracas contra el Gobierno de Chávez.REUTERS

El entramado mediático

EL PRESIDENTE VENEZOLANO, HUGO CHÁVEZ, provocó constantemente a los dueños y directivos de prensa, a los que acusa de organizar una devastadora guerra mediática contra su mandato. La permanente descalificación de la línea editorial y los encadenamientos obligatorios acabaron hartando a editores y periodistas que le habían apoyado durante el primer tramo de su gobierno. Pero el empacho no agota las causas de su definitivo alistamiento con la alianza en huelga. Los intereses empresariales en juego, según las fuentes consultadas, ejercen asimismo una importante influencia. Editores del sector de la comunicación habían forjado asociaciones con otros socios que tienen propiedades en distintas áreas de la economía.

"Están comprometidos con intereses de otro tipo que Chávez ha vulnerado", indica un ejecutivo muy cercano a uno de los grupos. En diciembre de 2001, ejecutando la legislación por decreto aprobada por la oficialista Asamblea Nacional, el gobernante promulgó un paquete de 49 leyes sobre expropiación de tierras ociosas, límites pesqueros o regalías petroleras que el sector privado rechazó por intervencionistas y atentatorias contra la propiedad privada. "Los grupos afectados establecieron fuertes lazos de solidaridad, y en ese entramado casi todos estaban conectados con los dueños de los medios", de acuerdo con la fuente.

La coalición gubernamental no niega que Chávez consiguió unirles. En su programa radial número 130, emitido el pasado 8 de diciembre, el mandatario dijo que el paro "ha sido echado a rodar por una oligarquía que se acostumbró a hegemonizar el poder político, económico y todas las estructuras del Estado". Las causas del atrincheramiento son complejas y sujetas a precisiones y matices, pero los efectos de la exacerbación entre empresarios y Gobierno dañaron la armonía de las redacciones. Poco después del arranque de la huelga, dos comunicadoras de la privada Globovisión y la gubernamental Venezolana de Televisión casi llegan a las manos durante una cobertura informativa, un ejemplo de otros choques, más soterrados y amargos, entre profesionales impelidos a la toma de partido.

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