Crítica:DE COPAS | DÍAS DE OCIO

La Fídula, café y músicas selectas

Poco antes de que en Madrid triunfara la célebre movida, algunos bares se preocupaban por el arte, la poesía y la música clásica. Eran bares con regusto cultureta y progre que actuaban como resistencia a la invasión frívola y vacía del pop y sus consecuencias. La Fídula, con ese nombre sacado de un instrumento en desuso, antecedente del violín y casi idéntico a la vihuela de gamba, era, en pleno centro, uno de esos lugares más significativos.

Se abrió en 1978 con actuaciones de música clásica en directo, algo inusual en una zona que empezaba a entregarse a la marcha y la diversión. Fue ...

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Poco antes de que en Madrid triunfara la célebre movida, algunos bares se preocupaban por el arte, la poesía y la música clásica. Eran bares con regusto cultureta y progre que actuaban como resistencia a la invasión frívola y vacía del pop y sus consecuencias. La Fídula, con ese nombre sacado de un instrumento en desuso, antecedente del violín y casi idéntico a la vihuela de gamba, era, en pleno centro, uno de esos lugares más significativos.

Se abrió en 1978 con actuaciones de música clásica en directo, algo inusual en una zona que empezaba a entregarse a la marcha y la diversión. Fue de los primeros cafés de la calle de Huertas con marcada vocación cultural y agitadora. La Fídula, alzado sobre una tienda de ultramarinos de la que conserva aún algunos carteles, es un bar muy acogedor, de atmósfera relajada que propicia la conversación, siempre y cuando su pequeño escenario no esté ocupado. Los artistas que suelen hacerlo navegan entre el jazz, la canción francesa, el tango, la música brasileña, la africana, la clásica y antigua española o los cantautores. El respeto que provocan produce un silencio casi sepulcral entre la parroquia. Es decir, es una especie de refugio de las músicas minoritarias, que se siguen con interés y curiosidad.

Como otros bares de la zona, La Fídula sufre estos días el agobio de una calle embarrada por las obras. Por ello, con carácter ocasional hasta que la remodelación acabe, ha modificado sus horarios. Antes abría a diario, pero ahora considera absurdo hacerlo los lunes y martes. A cambio, el resto de la semana sigue ofreciendo buena música y un café excelente.

La Fídula. Huertas, 57. Metro Antón Martín. De miércoles a domingo, de 19.00 a 3.00. Gratis, con suplemento de seis euros durante las actuaciones. Cafés: 1,80 euros; cervezas y refrescos desde tres euros; combinados desde 4,20 euros.

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