Una embarazada pierde dos bebés tras ser dada de alta en el hospital

La mujer acudió al Gregorio Marañón con dolores de parto y pérdidas

Iliana Savahoy, inmigrante rumana de 37 años, no olvidará nunca la fecha del 23 de septiembre de 2002. Tras 26 semanas de gestación, ese día dio a luz en su propia casa de Arganda del Rey -con la única ayuda de su hijo de 14 años y de su marido- a dos bebés gemelos (dos niñas). Una nació muerta, y la otra, pese al calvario que sufrió en las horas previas al parto, logró vivir 24 horas. El parto se produjo apenas una hora después de que le hubieran dado el alta en el hospital Gregorio Marañón, al que acudió por la mañana aquejada de un fuerte dolor abdominal.

Pese a que sufría pérdidas y...

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Iliana Savahoy, inmigrante rumana de 37 años, no olvidará nunca la fecha del 23 de septiembre de 2002. Tras 26 semanas de gestación, ese día dio a luz en su propia casa de Arganda del Rey -con la única ayuda de su hijo de 14 años y de su marido- a dos bebés gemelos (dos niñas). Una nació muerta, y la otra, pese al calvario que sufrió en las horas previas al parto, logró vivir 24 horas. El parto se produjo apenas una hora después de que le hubieran dado el alta en el hospital Gregorio Marañón, al que acudió por la mañana aquejada de un fuerte dolor abdominal.

Pese a que sufría pérdidas y tenía dolores de parto, los médicos del Gregorio Marañón le dijeron que se marchase a casa a descansar. Paloma Avilés, abogada de Iliana, ha presentado ahora una querella por imprudencia con resultado de muerte contra los tres médicos que la atendieron y exige a la Consejería de Sanidad el pago de una indemnización de 180.000 euros.

Iliana Savahoy no se explica cómo pudieron darle el alta con los síntomas que tenía. "Tómese una pastilla de pre-par [comprimido que evita los partos prematuros] cada seis horas y descanse", asegura Iliana que le dijo la ginecóloga.

A los tres meses de quedarse embarazada, los médicos de Arganda le anunciaron que alumbraría gemelos. Todo transcurrió con normalidad hasta el sexto mes. "Fuimos antes de la hora a la consulta donde tenían que hacerme la ecografía y, como me sentía cada vez peor, los otros pacientes me dejaron pasar", recuerda. "Comenté al médico que sentía dolores, pero no me dijo nada. Recuerdo que estaba murmurando con dos chicas que parece que estaban de prácticas. Ante mi extrañeza, me dijo que él sólo veía una bolsa, no dos. Le insistí en lo de los dolores, me miró y se encogió de hombros", añade.

Iliana y su marido salieron de la consulta y acudieron al servicio de urgencias. "Allí una médico me puso unas correas en el abdomen y me hizo un análisis de orina". Sobre las dos de la tarde, "la ginecóloga que me atendió inicialmente se marchó y llegó otra, supongo que la del turno de tarde. Ésta me dijo que me iban a hacer otro análisis de sangre porque el que me hicieron al poco de llegar a las urgencias se había perdido. Al ir al baño para lo de la orina, vi que perdía sangre y líquido amniótico. El dolor se hacía insoportable. Se lo dije a la doctora y me dijo que era normal y que se debía a las pruebas".

Pastillas y agua

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Finalmente, cerca de las seis de la tarde "la segunda doctora decidió darle alta con la advertencia de que descansase y tomase una pastilla de Pre-par cada seis horas y bebiese tres litros de agua", según la querella.

Una vez en la calle, ni ella ni su marido sabían qué hacer. Al llegar a casa, "era tanto el dolor que tenía que sentía el rostro como dormido", relata Iliana y añade: "Me puse el pijama y me acosté. Mi hijo, que estaba a mi lado, me dijo: 'Mamá, que estás a punto de parir... Mi marido, muy nervioso, no hacía más que llamar a una ambulancia, pero ésta tardaba porque tenía que desplazarse desde Madrid... Al ver que venía mi primer bebé, le dije a mi marido, ven, yo te diré lo que tienes que hacer; y a mi hijo lo mandé a por hilo para hacerle un nudo al cordón umbilical. Mi primer bebé, una niña, nació muerta. La bolsa llevaba rota todo el día y no había líquido amniótico", cuenta Iliana.

Por suerte, antes de llegar el segundo bebé se presentaron en casa dos médicos de Arganda. "Por fin llegó la ambulancia, era muy de noche, y nos llevaron a mí y a mi otra hija, que nació viva, al Marañón". En las urgencias del hospital seguía aún la ginecóloga que había dado el alta a Iliana. Al saber que estaba allí, fue a visitarla. El marido de Iliana le salió al paso:

"¿Cómo pudo usted dejarla ir con tanto dolor?", dice Iliana que le espetó su marido. El segundo bebé de Iliana falleció al día siguiente, 24 horas después del parto. "Si me hubieran dejado en el hospital, creo que hoy tendría a mis niñas, o por lo menos, a una de ellas. El parto pudo adelantarse, sí, pero hoy en día, las incubadoras sacan adelante a los bebés incluso con 26 semanas de gestación", subraya.

Además de los 180.000 euros de indemnización, la abogada de Iliana pide que se condene a los facultativos a tres años de cárcel como supuestos autores de un delito de imprudencia con resultado de dos muertes. "Entiendo que se ha producido una grave imprudencia médica, una posible falta de celo profesional, porque no quiero ni pensar que a esa desatención haya contribuido el origen rumano de Iliana", apunta la autora de la querella, la abogada Paloma Avilés.

Actuación correcta

Un portavoz del hospital Gregorio Marañón señaló ayer que el centro "actuó correctamente" en el caso de Iliana "desde el punto de vista obstétrico-ginecológico", ya que se le "aplicó el protocolo asistencial previsto en estos casos". "Se le dio alta porque, tras aplicarle la monotorización y hacerle un análisis, se vio que la paciente no presentaba contracciones; de lo contrario, habría quedado hospitalizada".

El mismo portavoz señaló que, al ser un parto gemelar, presenta circunstancias especiales cuya evolución es más imprevisible. Admitió que el segundo bebé de Iliana falleció por su corto periodo de gestación, algo más de 24 semanas, pese a que fue atendido con la alta tecnología de que dispone la Unidad de Neonatología del hospital.

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