Crecen las agresiones contra musulmanes en EE UU, según una ONG

Las agresiones sufridas por la población musulmana de EE UU se han incrementado en un 1.700% desde el 11 de septiembre, según Human Rights Watch (HRW), que, no obstante, reconoce el esfuerzo de la Administración estadounidense por evitar estas agresiones, que incluyen asesinatos, asaltos, incendios provocados y vandalismo.

Según HRW, las agresiones no son nuevas, ya que se han producido en otros casos de conflicto, como la guerra del Golfo. "Los funcionarios deberían haber estado mejor preparados para la oleada de crímenes de odio", señala la organización.

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Las agresiones sufridas por la población musulmana de EE UU se han incrementado en un 1.700% desde el 11 de septiembre, según Human Rights Watch (HRW), que, no obstante, reconoce el esfuerzo de la Administración estadounidense por evitar estas agresiones, que incluyen asesinatos, asaltos, incendios provocados y vandalismo.

Según HRW, las agresiones no son nuevas, ya que se han producido en otros casos de conflicto, como la guerra del Golfo. "Los funcionarios deberían haber estado mejor preparados para la oleada de crímenes de odio", señala la organización.

No somos el enemigo es el título de un documento de 41 páginas en el que se detallan agresiones sufridas por ciudadanos estadounidenses musulmanes y de origen árabe como resultado de la tensión generada tras los atentados terroristas contra Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001. Como ejemplo, durante el año 2000 se produjeron 28 ataques racistas contra musulmanes en EE UU, a finales de 2001 la cifra de agresiones era de 481.

"Los funcionarios del Gobierno no se cruzaron de brazos durante los ataques a musulmanes y árabes después del 11 de septiembre", señaló Amardeep Singh, autor del informe. "Pero los organismos encargados de aplicar la ley y otras agencias del Gobierno debían haber estado mejor preparados para este tipo de reacción violenta".

El texto relata casos de mujeres atacadas a la puerta de supermercados por llevar la cabeza cubierta, sabotajes contra mezquitas e incluso la agresión sufrida por un ciudadano estadounidense de religión sij a quien un hombre confundió con un musulmán por llevar un turbante en la cabeza. "Desde el 11 de septiembre, los árabes y los musulmanes de EE UU se han visto cubiertos por un manto de sospecha", señaló Singh. "Los funcionarios públicos pueden contribuir a reducir la violencia motivada por perjuicios contra ellos garantizando que la guerra contra el terrorismo se concentra en conductas criminales concretas y no en comunidades enteras".

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