ELECCIONES EN EE UU

La campaña más cara de la historia ha superado los mil millones de dólares

Un estudio muestra que gana el que más gasta

La factura de la campaña que culmina hoy superará los mil millones de dólares, la más cara de la historia. Según la Comisión Electoral Federal, los candidatos a ocupar los 34 escaños en juego en el Senado y los 435 de la Cámara de Representantes se habían gastado, hasta el 15 de octubre, más de 753 millones. Dado que el grueso del gasto se reserva para el final, las previsiones indican que se superarán con creces los cerca de 850 millones de las legislativas de 2000.

Aprovechando al máximo las lagunas legales en torno al llamado dinero blando, recaudado sin límites por los partid...

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La factura de la campaña que culmina hoy superará los mil millones de dólares, la más cara de la historia. Según la Comisión Electoral Federal, los candidatos a ocupar los 34 escaños en juego en el Senado y los 435 de la Cámara de Representantes se habían gastado, hasta el 15 de octubre, más de 753 millones. Dado que el grueso del gasto se reserva para el final, las previsiones indican que se superarán con creces los cerca de 850 millones de las legislativas de 2000.

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Aprovechando al máximo las lagunas legales en torno al llamado dinero blando, recaudado sin límites por los partidos para financiar actividades que no piden explícitamente el voto por un candidato, y antes de que entre en vigor la nueva ley de financiación electoral, más restrictiva, los partidos demócrata y republicano han invertido cifras millonarias en la decena de contiendas electorales que decidirán el control del Senado y la Cámara de Representantes. En Dakota del Sur, los estrategas de los partidos han comprado tanto espacio televisivo que, durante la semana previa a los comicios, ha habido, como promedio, un anuncio electoral en cada corte publicitario.

Según Steven Weiss, experto en financiación de campañas electorales del Center for Responsive Politics, 'en nueve de cada 10 casos, el candidato que gasta más dinero consigue ser elegido'. Los candidatos ganadores en las últimas elecciones al Senado gastaron en sus campañas una media superior a 7,5 millones de dólares, mientras que los candidatos perdedores gastaron menos de cuatro millones. Este año, en algunos Estados donde las fuerzas están igualadas, esas cifras se superan ampliamente. En Carolina del Norte, la republicana Elizabeth Dole ha invertido 11,5 millones, y su rival demócrata, Erskine Bowles, casi 10 millones.

Los contribuyentes más generosos han sido, según la Comisión Electoral Federal, Shangri-La Entertainment y Saban Entertainment, dos estudios de Hollywood que han donado al Partido Demócrata más de seis y siete millones de dólares respectivamente. Las industrias más generosas con los republicanos son las aseguradoras, petroleras y farmacéuticas. Durante el presente ciclo electoral, según los últimos datos, del 9 de septiembre, entre las tres industrias han vertido más de 40 millones de dólares a las arcas del Partido Republicano.

Pero las donaciones no bastan. En Estados Unidos, donde los partidos políticos no reciben financiación pública para costear sus campañas electorales, muchos candidatos recurren a su propio bolsillo. El republicano Douglas Forrester, un multimillonario que aspira a senador por Nueva Jersey, se ha gastado cerca de siete millones de dólares de su fortuna en la presente campaña. Nada comparado con el demócrata Jon Corzine, antiguo presidente de la firma financiera Goldman Sachs, quien también en Nueva Jersey gastó casi 60 millones de dólares de su bolsillo para ser elegido senador en las elecciones de 2000.

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