Barcelona recupera la Font del Gat y el edificio de Puig i Cadafalch

Derribadas las construcciones que ocupaban parte del espacio

Al cabo de seis años, Barcelona ha recuperado la Font del Gat, un espacio que se creó para la Exposición de 1929. Fue primero un espacio de meriendas al aire libre y de paseo; con el tiempo, el edificio de Josep Puig i Cadafalch se acabó transformando en un local de bautizos y comuniones que acabó devorando el espacio público con sucesivas construcciones añadidas. Ahora, la Font del Gat ha vuelto a su origen, al diseño de 1918.

Desde la carretera se percibe con nitidez el espacio ajardinado y la terraza que preceden a la Font del Gat. A un lado, el edificio proyectado por Puig i Cadaf...

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Al cabo de seis años, Barcelona ha recuperado la Font del Gat, un espacio que se creó para la Exposición de 1929. Fue primero un espacio de meriendas al aire libre y de paseo; con el tiempo, el edificio de Josep Puig i Cadafalch se acabó transformando en un local de bautizos y comuniones que acabó devorando el espacio público con sucesivas construcciones añadidas. Ahora, la Font del Gat ha vuelto a su origen, al diseño de 1918.

Desde la carretera se percibe con nitidez el espacio ajardinado y la terraza que preceden a la Font del Gat. A un lado, el edificio proyectado por Puig i Cadafalch, rejuvenecido después de una profunda labor de limpieza y reconstrucción. Para empezar, han desaparecido de uno de sus laterales las construcciones que le fueron añadidas.

Los elementos cerámicos y la estructura del techo de madera han sido totalmente renovados. Ese edificio acogerá una cafetería -cuyo concurso ha sido convocado por el Ayuntamiento de Barcelona conjuntamente con el del antiguo parque de atracciones de Montjuïc- y las oficinas del centro gestor del parque. Ése será uno de los puntos de información para orientarse en la montaña y saber qué actividades se pueden realizar en ella.

La recuperación de la Font del Gat, que ha costado cerca de 860.000 euros, permite el paso hacia los jardines de Laribal, un espléndido paseo ideado por el paisajista francés Claude Forestier.

Muy cerca, las brigadas de Parques y Jardines y otros especialistas trabajan en la recuperación de espacios singulares, también ideados con motivo de la Exposición de 1929, que cayeron en el olvido. Uno de ellos es el Sot de la Masia, detrás del Palau del MNAC. En medio de un Montjuïc frondoso se alza una construcción que fue levantada como muestra de la arquitectura catalana. Al lado, el antiguo Jardín Botánico, que será abierto al público después de un proceso de adecuación. Se trata de una hondonada profunda con un microclima que marca cuatro grados de diferencia, tanto en invierno como en verano.

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