AL VOLANTE

Más ágil y no tan cómodo

El 9-3 conserva el aire de familia de Saab, con un carácter más deportivo que se aprecia también al conducirlo. Tiene un tacto más preciso, sobre todo en la dirección y el cambio, que se acciona con rapidez gracias a los recorridos cortos de la palanca. Y una calidad de conducción superior que permite disfrutar más al volante, aunque a costa de unas suspensiones menos cómodas para viajar.

La apuesta de Saab por los motores turbo de gasolina sigue en el 9-3, que monta un 2.0 de aluminio con dos versiones de 150 y 175 CV. La primera se llama 1.8 turbo para distinguirla de la otra, pero am...

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El 9-3 conserva el aire de familia de Saab, con un carácter más deportivo que se aprecia también al conducirlo. Tiene un tacto más preciso, sobre todo en la dirección y el cambio, que se acciona con rapidez gracias a los recorridos cortos de la palanca. Y una calidad de conducción superior que permite disfrutar más al volante, aunque a costa de unas suspensiones menos cómodas para viajar.

Motor turbo de gasolina

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La apuesta de Saab por los motores turbo de gasolina sigue en el 9-3, que monta un 2.0 de aluminio con dos versiones de 150 y 175 CV. La primera se llama 1.8 turbo para distinguirla de la otra, pero ambas tienen la misma cilindrada (2 litros), pesan 15 kilos menos que antes y apenas se diferencian en la presión del turbo.

La variante baja ofrece ya una respuesta muy suave, agradable y progresiva desde bajo régimen. No se nota nada el turbo, pero se siente su fuerza al acelerar y consigue unas prestaciones muy correctas para una versión básica y más que satisfactorias para viajar (210 km/h.). Además, combina las ventajas de estos propulsores en las subidas, al acelerar y al adelantar, con un brío y una fuerza que recuerdan a los turbodiésel. Y a pesar de llevar una quinta muy larga para bajar el consumo no exige reducir a menudo: tiene poderío para mover el peso sin pereza.

En realidad, sólo acusa las carencias de los motores turbo en los consumos, muy sensibles a la alegría con el acelerador. A ritmos suaves gasta 9 litros, sube a 11 en ciudad y puede llegar a 13 en conducción rápida.

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Suspensiones con carácter

El cambio de registro de Saab se aprecia en la suspensión y el comportamiento dinámico del 9-3, bastante más deportivos. La dirección, más directa, y las suspensiones, más enérgicas, aportan una estabilidad eficaz incluso en zonas viradas: obedece con precisión al volante, balancea poco en las curvas y responde con aplomo y seguridad en todas partes. En cambio, las reacciones son más enérgicas en pisos ondulados, lo que reduce un poco el confort, sobre todo en asfaltos deteriorados y con las ruedas opcionales de la unidad de pruebas (16 pulgadas). Por lo demás, tiene también unos buenos frenos con ABS que responden con potencia y equilibrio. Sin embargo, sorprende que el control de estabilidad ESP sea opcional, una carencia en seguridad incomprensible para una berlina con aspiraciones, sobre todo si es sueca.

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