Reportaje:

Una exposición para agarrarse a la vida

Dos mujeres que han sufrido de cerca el cáncer crean una asociación para recaudar fondos destinados a la investigación

Lourdes García González nunca olvidará el 24 de octubre de 1994. Ese día fue al médico para que le hiciera una revisión. Se trataba de rutina. Le dijeron que tenía un tumor en el útero. A partir de entonces, la mala suerte la persiguió durante años. Su padre, su hermano, su cuñada y el novio de su hija murieron, víctimas del cáncer, dos años después.

La mala racha de Lourdes continuó. Poco después le diagnosticaron otro tumor y le quitaron los dos pechos. Desde aquella época, hay una frase que Lourdes repite a menudo con humor y que resume su filosofía de vida: 'A seguir palante,...

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Lourdes García González nunca olvidará el 24 de octubre de 1994. Ese día fue al médico para que le hiciera una revisión. Se trataba de rutina. Le dijeron que tenía un tumor en el útero. A partir de entonces, la mala suerte la persiguió durante años. Su padre, su hermano, su cuñada y el novio de su hija murieron, víctimas del cáncer, dos años después.

La mala racha de Lourdes continuó. Poco después le diagnosticaron otro tumor y le quitaron los dos pechos. Desde aquella época, hay una frase que Lourdes repite a menudo con humor y que resume su filosofía de vida: 'A seguir palante, como los de Alicante'.

Casi ocho años después de ese día de octubre, esta mujer de 43 años ha fundado una organización, Sidcan, cuyo objetivo es recaudar fondos para la investigación del sida y el cáncer. En esta aventura la acompaña Lizette Gilbert, que no sufrió en sus propias carnes la enfermedad, pero sí en las de un familiar cercano. Las dos tenían un mismo pensamiento en su cabeza: 'Tengo que hacer algo'. Ese algo es Sidcan.

El primer proyecto de Sidcan ha sido una muestra de cuadros de artistas famosos y anónimos

Después de ver tan cerca la muerte y su propia enfermedad, Lourdes dice que se llenó 'de fuerza'. 'Te das cuenta de lo importante de la vida. Lo único que puedo hacer ahora es dar, dar y dar'. De ahí ha nacido el primer proyecto que han hecho juntas Lourdes y Lizette en esta organización: una exposición de cuadros. Los beneficios de la venta de las obras se destinarán a dos fundaciones, una en Madrid y otra en Barcelona, la Fundación Leucemia y Linfoma, y la de Lucha contra el Sida, respectivamente.

Hacía años que Lourdes pintaba cuadros, siempre llenos de flores porque le daban mucha alegría. De ahí surgió la idea de montar, en principio, una subasta con las pinturas que amigos y compañeros de trabajo les fueran cediendo.

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El primero que aportó una obra propia fue un vigilante jurado de la empresa donde trabaja Lourdes, Eulen. Ahora tienen más de 140 cuadros a la venta, procedentes de fundaciones, artistas reconocidos o simples aficionados a la pintura. Entre todos ellos hay originales de Miró, Tàpies, Feito o Gordillo. La Chunga, Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute también han querido hacer su aportación con obras propias.

Lizette Gilbert es subdirectora de la galería Nela Alberca, donde se podrán ver los cuadros hasta el próximo día 30. Los que no vendan hasta entonces, se subastarán. Gracias a su puesto en la galería ha contactado con decenas de artistas. Sólo seis meses después de recoger esa primera obra de un vigilante jurado, Lizette y Lourdes recuerdan lo que tuvieron que hacer para conseguir los cuadros. Muchas llamadas de teléfono, repetidas visitas a los pintores, el traslado de los cuadros a la galería en su propio coche. Todo lo han hechos sólo ellas dos. 'Nuestra primera idea era montar una subasta', afirma Lourdes, 'no teníamos ni idea de que iba a pasar todo esto, que íbamos a conseguir tantos cuadros. Es impresionante cómo se han volcado con nosotros'.

Desde las limpiadoras de la empresa de Eulen, que les han hecho los lazos de colores que Lourdes lleva prendidos en la ropa para solidarizarse con los enfermos de sida y cáncer, pasando por la ayuda económica de la empresa hasta el actor José Coronado, que acudió a la inauguración de la exposición, las creadoras de Sidcan han encontrado mucho apoyo por el camino.

Hasta hace pocos meses, la vida de Lourdes giraba en torno a su enfermedad. Cada tres meses tenía que hacerse una revisión. Ahora va al médico sólo una vez al año. Todo un triunfo.

El objetivo de estas dos mujeres es ahora conseguir dar una beca al año a las dos fundaciones, y hacer más proyectos, como abrir una tienda-restaurante y conseguir así más dinero para la investigación de estas enfermedades. 'Queremos abrir restaurantes así por toda España'. Optimismo no les falta, aunque de momento sólo cuentan con su trabajo para que salgan adelante sus proyectos. Pero si lo del restaurante fracasa, pensarán en otra cosa.

Exposición de Sidcan. Galería Nela Alberca. Calle de Francisco Silvela, 45. Metro: Diego de León. Hasta el 30 de septiembre. De lunes a viernes, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00. Sábados: previa cita. Teléfono: 914 027 399. Más información en www.inicia.es/de/sid_can/.

Planes a corto plazo

Cuando empezaron a morir sus familiares de cáncer, Lourdes García se hizo una pregunta: 'Y ahora, ¿por cuál de ellos lloro?' Ella misma planteó una respuesta: 'Vosotros os habéis ido, pero yo me tengo que quedar'. Aunque piensa en ellos constantemente, Lourdes encontró fuerzas para seguir viviendo. Dice que está viva porque no quería morirse antes que sus progenitores. Su madre aún vive, pero su padre falleció cuando Lourdes ya sabía que tenía un tumor en el útero. Ahora está ilusionada con la organización que ha creado junto a Lizette Gilbert, Sidcan, y también dice que ese proyecto le da ganas de vivir. Pero apenas piensa en su futuro a largo plazo, sino que se pone 'pequeñas grandes metas' a corto plazo. Como la boda de su hija, que se celebrará en junio del año que viene. O la idea de seguir adelante con la asociación y montar su propio restaurante para recaudar fondos para la investigación. Otro de sus planes a corto plazo es que cuando vendan los cuadros de este primer proyecto de Sidcan, ella y Lizette organizarán una nueva con obras de niños. Lourdes está tan ilusionada con la asociación que ha dejado incluso de pintar, algo que no abandonó ni en los peores momentos de su enfermedad, cuando sufrio cinco operaciones. Dice que son esas pequeñas cosas, las flores de sus cuadros, la boda de su hija y el restaurante, las que le atan a la vida. Lourdes está segura de que cuando esos proyectos a corto plazo se cumplan, la enfermedad no volverá: 'Cuando mi hija se case, diré: '¡Espérate, que yo no me quiero ir de este mundo, que quiero ser abuela antes!'.

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