Editorial:

Descolgar las tarifas

Las rebajas han tocado a su fin en la telefonía fija, como ocurriera con la luz. De una forma confusa para el público, el Gobierno se dispone a autorizar por vez primera desde la liberalización formal del sector, tres años atrás, una subida de la factura que los usuarios pagan por el teléfono. Pero lo hace de forma encubierta y engañosa. Para eludir el compromiso de que con la liberalización bajen necesariamente las tarifas año tras año, se va a excluir del cálculo la cuota de abono, que está previsto que suba un 8,14% en 2003, y que deben pagar todos los clientes, usen o no el teléfono.Los pr...

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Las rebajas han tocado a su fin en la telefonía fija, como ocurriera con la luz. De una forma confusa para el público, el Gobierno se dispone a autorizar por vez primera desde la liberalización formal del sector, tres años atrás, una subida de la factura que los usuarios pagan por el teléfono. Pero lo hace de forma encubierta y engañosa. Para eludir el compromiso de que con la liberalización bajen necesariamente las tarifas año tras año, se va a excluir del cálculo la cuota de abono, que está previsto que suba un 8,14% en 2003, y que deben pagar todos los clientes, usen o no el teléfono.Los precios de las llamadas dejan de bajar al ritmo en que lo venían haciendo. El resultado, reconocido por los ministros de Economía y Ciencia y Tecnología, Rodrigo Rato y Josep Piqué, es que subirá el recibo del teléfono y que la subida penalizará más precisamente a quienes menos lo utilicen.

En principio, los precios máximos fijados por el Gobierno se aplican sólo al antiguo monopolio, Telefónica, pero al copar ésta un 87% de la telefonía fija, de hecho el sistema se convierte en general. La subida prevista favorece principalmente a Telefónica, pero también a las empresas que compiten con ella. Éstas contarán con otras medidas adicionales para favorecer su crecimiento en el mercado, como los límites a la actividad comercial de Telefónica.

Como en tantos otros sectores (gasolina, luz, gas, tabaco), en la telefonía fija el modelo de privatización del PP no ha producido la esperada competencia ni una reducción de precios. Lo que impulsa al Gobierno a fijar este aumento de las tarifas de telefonía fija, a pesar de su efecto inflacionista, es la viabilidad del sector, ante las perspectivas abiertas por la falta de rentabilidad de las exorbitantes inversiones en los UMTS (Servicios Universales de Telecomunicaciones Móviles). Las telecomunicaciones están necesitadas de una nueva estrategia. Ésta debe salir de las propias empresas antes que de la larga mano del Gobierno. No deja de ser paradójico que esta versión de la competencia, contra lo que se decía, sirva para que suban los precios y no para que bajen.

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