La ONU alerta sobre el descontrol de los materiales de una 'bomba sucia'

Encontrar material para fabricar una bomba sucia (explosivo convencional rodeado de material radiactivo) es relativamente fácil, advirtió ayer el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia de la ONU especializada en este tema. La amenaza de un atentado de este tipo se ha hecho más presente desde que EE UU anunciara hace dos semanas la detención de un presunto terrorista, José Padilla, acusado de planear un ataque con bomba sucia.

El informe asegura que existen muchas fuentes radiactivas 'huérfanas' (fuera de cualquier control oficial), especialmente en l...

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Encontrar material para fabricar una bomba sucia (explosivo convencional rodeado de material radiactivo) es relativamente fácil, advirtió ayer el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), la agencia de la ONU especializada en este tema. La amenaza de un atentado de este tipo se ha hecho más presente desde que EE UU anunciara hace dos semanas la detención de un presunto terrorista, José Padilla, acusado de planear un ataque con bomba sucia.

El informe asegura que existen muchas fuentes radiactivas 'huérfanas' (fuera de cualquier control oficial), especialmente en las repúblicas de la antigua URSS. Incluso en EE UU, compañías privadas han perdido la pista de 1.500 fuentes radiactivas desde 1996, de las que más de la mitad nunca fueron recuperadas. En los países de la UE, la OIEA estima que cada año se pierden 70 de estas fuentes y que '30.000 fuentes en desuso almancenadas en hangares privados pueden escapar de un control regulador', aunque subraya que la mayoría no son lo bastante potentes como para fabricar una bomba sucia.

Las fuentes radiactivas pueden encontrarse en casi cualquier tipo de empresa, industrial, médica, alimenticia e incluso agrícola. Una de las prioridades de la OIEA es recuperar grandes cantidades de cesio-137, un polvo radiactivo que los soviéticos solían utilizar para conservar el grano. Este y otros materiales, como el cobalto-60, el estroncio-90 y el iridio-192, que se usan en generadores termo-eléctricos y radioterapia, son los más peligrosos y los que deberían estar sometidos a más control. Sólo se conoce un caso de atentado con bomba sucia, el organizado por los rebeldes chechenos en un parque de Moscú en 1996, usando cesio-137, que nunca llegó a explosionar.

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