El clásico que nunca existió

Los dos equipos con más partidos mundialistas aún no se han enfrentado

Cosa de brujas, pero una final entre Brasil y Alemania parece imposible por muy fácil que parezca con Turquía y Corea del Sur de por medio. Al menos, a tenor de lo que dicta la enciclopedia de los Campeonatos del Mundo, puesto que, por extraño que resulte, estas dos selecciones jamás se han enfrentado en un torneo semejante. Lo que debería ser desde hace tiempo el clásico por excelencia no es más que el partido soñado por Beckenbauer, Pelé, Jairzinho, Overath y tantos otros desde que los Mundiales pusieron su primera piedra en Uruguay en 1930. El fútbol es así de caprichoso.

No se sabe ...

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Cosa de brujas, pero una final entre Brasil y Alemania parece imposible por muy fácil que parezca con Turquía y Corea del Sur de por medio. Al menos, a tenor de lo que dicta la enciclopedia de los Campeonatos del Mundo, puesto que, por extraño que resulte, estas dos selecciones jamás se han enfrentado en un torneo semejante. Lo que debería ser desde hace tiempo el clásico por excelencia no es más que el partido soñado por Beckenbauer, Pelé, Jairzinho, Overath y tantos otros desde que los Mundiales pusieron su primera piedra en Uruguay en 1930. El fútbol es así de caprichoso.

No se sabe todavía qué guiño del destino ha impedido que los dos equipos con más partidos jugados en la historia de la Copa nunca hayan medido sus fuerzas. Nadie ha tenido la ocasión de escrutar un mano a mano entre la exquisita técnica brasileña y el culturista fútbol alemán. Brasil, la única selección del planeta que ha estado en los 17 campeonatos disputados, sumado el actual, lleva jugados hasta hoy 85 encuentros: 58 victorias, 14 empates y 13 derrotas. Los teutones han participado en 14 ediciones, pues sólo se perdieron la primera y precisamente la de Brasil 50, y acumulan 83 duelos: 49, 18 y 16. Pero ni con este dilatado calendario se han cruzado siquiera una vez. Ni uno sólo de los 188 goles que llevan anotados los suramericanos se han estrellado contra la red alemana ni los germanos han tenido la oportunidad de embocar en la portería canari-nha alguno de los175 tantos que amontonan a su favor.

En la mejor prórroga de la historia, Italia impidió en México 70 la final entre los dos grandes
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Tan distantes han estado siempre alemanes y brasileños que sólo en dos de los 14 torneos en los que han coincidido han estado realmente cerca los unos de los otros.

España fue el primer culpable, cuando en 1934 eliminó a Brasil de un plumazo, en el primer encuentro. Iraragorri, de penalti, y Lángara, en dos ocasiones, sepultaron el tanto de Leónidas. Alemania resistió hasta las semifinales, cuando Checoslovaquia le enchufó un 3-1. A la segunda tampoco hubo pulso entre ambos. En Francia 38, Brasil se derritió en las semifinales con los italianos y mucho antes, en la primera ronda, los suizos se tragaron a sus vecinos del Norte.

Tras la ausencia alemana en 1950, cuando Brasil sufrió el mayor corte de digestión de su historia, uno y otro equipo se citaron de nuevo en Suiza 54. De nuevo hubo bombazo. Del maracanazo al bernazo, cuando la impresionante e inolvidable Hungría que había triturado a Brasil en los cuartos de final sucumbió sorpresivamente ante los germanos en la final. Fue el primer título alemán.

Todo parecía a punto para el gran choque en Suecia 58. Las semifinales unieron a los anfitriones suecos con los alemanes a los brasileños con los franceses. Garrincha y Pelé, al fin, contra Fritz Walter y Rahn. Pero no hubo forma. Suecia expulsó a Alemania y Brasil pasó por encima de la Francia de Fontaine y Kopa. Luego, los amarillos igualaron el historial alemán y se apuntaron su primer título.

Brasil repitió en Chile 62 y Alemania, esa vez, se quedó lejísimos, atascada en los cuartos frente a Yugoslavia.

Cuatro años después, en Inglaterra 66, ocurrió lo contrario. Con Pelé lesionado, Portugal despachó al gran favorito y los alemanes resistieron hasta que Bakramov, un linier ruso, se pasó de la raya y concedió gol en un remate de Hurst que sólo entró en el imaginario inglés.

Y en esto llegó México 70, el mejor campeonato de los disputados. Era el momento de mirarse cara a cara. Brasil aguardaba en la final y Alemania se las tenía tiesas con Italia en las semifinales. Ganaban los italianos con un tanto de Bonisegna, pero en el último suspiro empató Schnellinger. Estos alemanes, siempre tenaces. Y llegó la mejor prórroga de la historia del fútbol, con Müller, el torpedo patizambo poniendo el 2-1, y Burnigh y Riva regateando el marcador (2-3). Müller, que había dejado su faena en una empresa siderúrgica para dedicarse al fútbol, no se rindió (3-3). Pero, con los penaltis a tiro y Brasil en la sala de espera, el fino Rivera hizo otra jugarreta al clásico tan ansiado (3-4).

Una gran faena, porque ya nunca volvieron a estar tan cerca. En Alemania 74, Holanda, que después perdió la final ante los germanos, cerró el paso a Brasil. Argentina, que ventilaba en su casa el alto duelo suramericano con Brasil, puso una nueva alambrada en 1978. Y, en España 82, Rossi condenó a Brasil en la segunda ronda y luego toda Italia acabó con Rumenigge y su tropa en la final del estadio Bernabéu, días después de que los alemanes jugaran la segunda gran prórroga de la historia, frente a Francia, aquel día en que Schumacher aplastó el cráneo de Battiston.

Más tarde, y hasta llegar a la cita asiática, Francia, Bulgaria y Croacia pusieron más chinchetas en el camino del gran clásico que nunca existió. Corea del Sur y Turquía tienen ahora otra oportunidad de alargar de nuevo una discusión que el fútbol lleva nada más y nada menos que 72 años esperando.

Pelé y Beckenbauer, durante el Mundial de Estados Unidos 94.EPA

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