OPINIÓN DEL LECTOR

¿A quién le falla la memoria?

Tengo 35 años y vivo en Parla (lo más sur de Madrid). Actualmente, en mi pueblo es alcalde un antiguo compañero de instituto, Tomás Gómez Franco, que ha cometido la torpeza de colocar una antena de telefonía móvil en un terreno municipal frente a mi casa, a cinco, 10 o, como mucho, 15 metros. Me gusta el progreso, me gustan los teléfonos móviles y me gusta mi casa.

Yo solicité hablar con Tomás (alcalde de Parla); no se me pasó por la cabeza eso de ¿no te acuerdas de mí? ¡Sí, la de 1º A en el insti. Sabía que eso era de tan mal gusto que no lo hice (¿quizá lo debería haber dicho?)...

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Tengo 35 años y vivo en Parla (lo más sur de Madrid). Actualmente, en mi pueblo es alcalde un antiguo compañero de instituto, Tomás Gómez Franco, que ha cometido la torpeza de colocar una antena de telefonía móvil en un terreno municipal frente a mi casa, a cinco, 10 o, como mucho, 15 metros. Me gusta el progreso, me gustan los teléfonos móviles y me gusta mi casa.

Yo solicité hablar con Tomás (alcalde de Parla); no se me pasó por la cabeza eso de ¿no te acuerdas de mí? ¡Sí, la de 1º A en el insti. Sabía que eso era de tan mal gusto que no lo hice (¿quizá lo debería haber dicho?); en fin, no lo hice y punto.

Le expliqué a Tomás que había estudiado algo el tema de las antenas de telefonía móvil.

Solicité, mediante registro, copia de la licencia de instalación de dicha antena, copia del estudio de sanidad que se estaba llevando a cabo desde la Concejalía de Sanidad de este Ayuntamiento (según ellos) y, a su vez, adjunté toda la documentación de la que yo disponía por si en algo pudiera ayudarles; no se me ha facilitado nada por parte del Ayuntamiento.

Le informé que la Organización Mundial de la Salud recomendaba que estas antenas estuvieran colocadas lejos de población, colegios, residencias de mayores, etcétera, como mínimo, a 600 metros, y por eso le pedía que tomara esta medida de prevención. ¡Qué infeliz debí parecerle!, porque, aunque me dio su palabra de que la retiraba antes de las fiestas de Semana Santa de este 2002, y me autorizó a volver a su despacho para decirle que me había mentido si no lo cumplía, no lo ha cumplido.

No sé si me preocupa más que no haya movido la antena o que aún no sepa quién soy, porque, cuantas veces yo sigo insistiendo en el tema, él lo despacha diciendo que la antena no tiene corriente, ¿quién lo cree?, por lo que quiere que pensemos que no está. Dice que me conoce, que soy una chica joven, que soy del PCE y que recuerda que le dije que tenía un bebé, eso es lo que comenta.

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Tomás, está un poco despistado, tengo su edad, unos meses mayor; sí, tengo dos hijos, uno de ellos un bebé, a los que deja que estén sometidos a radiaciones de forma constante, y por último: creíamos que del PCE eras tú, cuando tan ávidamente devorabas libros acerca de Lenin, incluso en los recreos. Aún comentamos esto y otras cosas algunos, puede que aún amigos y compañeros tuyos.

Tomás, puedes disponer de nuestro dinero, que ya sabes es tuyo, para pagar los gastos que te supone cambiar esa antena; por algo vas a lograr que nuestro pueblo tenga por fin un hospital. Sabemos que todo está a tu alcance.

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