COYUNTURA INTERNACIONAL

¿Resucitará al tercer trimestre?

La Reserva Federal, que durante el pasado año modificó sus tipos de interés no sólo en todas sus reuniones de política monetaria, sino incluso fuera de ellas en un par de ocasiones, lleva desde diciembre con sus tipos anclados en el 1,75%, en mínimos de los últimos cuarenta años. Pero con una creciente evidencia a favor de que la economía está superando el punto de inflexión e inicia una recuperación que puede ser duradera, muchos se preguntan si la autoridad monetaria no empezará a estar 'por detrás de la curva'. El argumento es que, dado que la incertidumbre generada tras los atentado...

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La Reserva Federal, que durante el pasado año modificó sus tipos de interés no sólo en todas sus reuniones de política monetaria, sino incluso fuera de ellas en un par de ocasiones, lleva desde diciembre con sus tipos anclados en el 1,75%, en mínimos de los últimos cuarenta años. Pero con una creciente evidencia a favor de que la economía está superando el punto de inflexión e inicia una recuperación que puede ser duradera, muchos se preguntan si la autoridad monetaria no empezará a estar 'por detrás de la curva'. El argumento es que, dado que la incertidumbre generada tras los atentados de septiembre llevó a reducir los tipos oficiales en 175 puntos básicos, ahora, una vez superadas en gran medida las dudas, no parece haber razones para que estos tipos no regresen rápidamente al entorno del 3,5%, su nivel previo al 11 de septiembre.

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Ahora bien, aunque las incertidumbres se han reducido, no se han eliminado en modo alguno. Los bancos centrales han aprendido a convivir en un entorno volátil. Algunas veces es debido al estado de la economía. En este aspecto, las dudas parecen haberse reducido en los últimos meses, ya que la recuperación en EE UU ha llegado antes de lo esperado. Además, parece que el principal objetivo de la política monetaria, la inflación, no muestra señales preocupantes. Probablemente, sólo un deterioro del escenario previsto para el petróleo podría obligar a subir los tipos de interés de forma rápida y en una magnitud significativa.

La volatilidad afecta también a los canales de transmisión de la política monetaria, que pueden haber cambiado significativamente no sólo como resultado de la globalización, sino también como consecuencia de las nuevas tecnologías, lo que invita a la prudencia en las decisiones de política monetaria. El tipo de cambio del dólar no se ha depreciado como en otras desaceleraciones, lo que reduce la presión para subir los tipos de interés. Tampoco las condiciones de crédito bancario se han flexibilizado en el último año, y esto no invita a subidas agresivas de tipos.

El comportamiento de los agentes ante las decisiones de política monetaria es otra fuente de variabilidad. En particular, en el caso estadounidense, preocupa la reacción potencial de los mercados de activos financieros e inmobiliarios ante unas subidas agresivas de tipos. Aunque no está claro que estos activos tengan un papel relevante para la predicción de la inflación, la evolución de los precios bursátiles no suele pasar desapercibida para la Reserva Federal.

La autoridad monetaria, por tanto, empezará a subir tipos en los próximos meses como consecuencia de la mejoría en el entorno económico, pero probablemente esperará al tercer trimestre para iniciar el ciclo alcista.

Mayte Ledo es economista jefe para OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA

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