'Nos vamos a quedar'

Durante el acto político de ayer, que reunió a buena parte de los casi 300 cargos electos del PP en Euskadi, se produjo un momento especial cuando tomó la palabra Eduardo Andrés Ricoy. Este edil de Elorrio (Vizcaya) fue ayer el ejemplo del calvario que muchos electos del PP tienen que soportar en numerosos pueblos vascos.

Su historia es la de muchos. El pasado jueves tuvo que salir protegido por efectivos de la Brigada Móvil de la Ertzaintza (cuerpo de élite de la policía vasca) del salón de plenos del Ayuntamiento de Elorrio -uno de los 17 municipio del País Vasco que están gobernados ...

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Durante el acto político de ayer, que reunió a buena parte de los casi 300 cargos electos del PP en Euskadi, se produjo un momento especial cuando tomó la palabra Eduardo Andrés Ricoy. Este edil de Elorrio (Vizcaya) fue ayer el ejemplo del calvario que muchos electos del PP tienen que soportar en numerosos pueblos vascos.

Su historia es la de muchos. El pasado jueves tuvo que salir protegido por efectivos de la Brigada Móvil de la Ertzaintza (cuerpo de élite de la policía vasca) del salón de plenos del Ayuntamiento de Elorrio -uno de los 17 municipio del País Vasco que están gobernados en minoría por Bata-suna- después de haber tomado posesión entre insultos y amenazas. Los jóvenes radicales concentrados en el pleno portaban pancartas en las que le acusaban de 'carcelero' y 'represor'.

Ayer, un tanto nervioso pese a estar arropado por su gente, Ricoy leyó un comunicado en el que aseguró: Pese a todo, 'nos vamos a quedar, vamos a volver a trabajar al Ayuntamiento'. Se da la circunstancia de que Ricoy es esposo de la también edil popular Cristina Ibarrola, que suplió en el cargo en Durango a Jesús María Pedrosa, asesinado por ETA en junio de 2000.

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