OPINIÓN DEL LECTOR

Bombilleros del SAS

A menudo tenemos la sensación de que los gestores y responsables de nuestro sistema de salud funcionan a golpe de ideas luminosas que ponen en práctica según se les ocurre, sin evaluar las consecuencias que ocasionan.

Resulta que nuestra empresa nos reúne y nos comunica que a partir de tal fecha nos va a pagar de otra manera que supondrá un aumento de sueldo. La medida consiste en suprimir ciertos complementos de la nómina y sustituirlos por otro que dependa del número de pacientes que le han elegido como médico. Se añade un complemento meramente simbólico para el personal de enfermería...

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A menudo tenemos la sensación de que los gestores y responsables de nuestro sistema de salud funcionan a golpe de ideas luminosas que ponen en práctica según se les ocurre, sin evaluar las consecuencias que ocasionan.

Resulta que nuestra empresa nos reúne y nos comunica que a partir de tal fecha nos va a pagar de otra manera que supondrá un aumento de sueldo. La medida consiste en suprimir ciertos complementos de la nómina y sustituirlos por otro que dependa del número de pacientes que le han elegido como médico. Se añade un complemento meramente simbólico para el personal de enfermería y para los demás estamentos, ni las migajas.

Se nos tranquiliza prometiendo el oro y el moro, y deshaciéndose en elogios sobre la estupenda actualización que va a tener el listado de pacientes en función del que vamos a ser pagados. Se nos solicita colaboración para que, dado el hipotético e inesperado caso de que éste no fuera completo, visitemos primero y tutelemos después al paciente para que corrija dicha omisión.

Y en esto que llega el listado. Era para echarse a llorar. De los últimos 200 pacientes vistos por varios médicos sólo figuraban del orden de 120 a 140. Si bien es verdad que el listado de los cupos más modernos estaba algo más al día, en los cupos pediátricos y los de medicina general, más vetustos, era de vergüenza ajena. Tanto es así que tenemos noticias de que el 'aumento de sueldo' ha sido negativo (o maquillado con una disminución de las retenciones) en algún caso.

Pero, ¿a quién se les ha podido ocurrir aplicar primero el sistema de 'capacitación' (pago por tarjeta sanitaria) sin saber cuántas 'cápitas' tiene cada médico, en vez de hacerlo al revés? ¿No sería más lógico dotar a los centros de salud de un sistema por el cual puedan automáticamente e instantáneamente actualizar los listados y luego aplicar el nuevo modelo retributivo? ¿Qué porcentaje de población dispone de tarjeta sanitaria? ¿Cuánto se tarda en conseguirla?

Seguimos visitando a todo aquel que es de la opinión de que somos su médico (por cierto, queda constancia de ello en el ordenador), pero no podemos detener la consulta en cada paciente para ver si está o no en la lista. Sencillamente, no tenemos ni tiempo ni apoyo. Los que desgraciadamente requieran nuestros servicios, a menudo podrán ser conscientes de la omisión y, si quieren, subsanarla. Pero, ¿quién informa a los que vienen ocasionalmente o simplemente no utilizan nuestros servicios, pacientes nuestros por los que también, según el nuevo modelo retributivo, deberíamos cobrar?

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Tal como se ha llevado a la práctica, el nuevo modelo retributivo no es sino una sisa constante de nuestro sueldo, el 'atraco' nuestro de cada mes.

No, señor consejero, el nuevo modelo retributivo no va a servir para que tratemos mejor a nuestros pacientes, como usted ha dicho en la prensa (cosa, por otra parte, insultante para muchos de nosotros). Las 32 pesetas brutas por tarjeta y mes no arreglan nada. Lo que sí arreglaría las cosas sería un espacio adecuado que huyera de la masificación y del histerismo que contagia, con unas plantillas suficientemente dimensionadas para tratar y dedicar el tiempo que precisa cada paciente, como a usted y a nosotros nos gusta cuando enfermamos, desde que se entra por el servicio de admisión, hasta que se sale por la puerta. Entonces no nos iríamos amargados a casa.

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