Columna

Decentes

De vez en cuando conviene leer el diario Abc. Creemos que vivimos en un mundo crispado en el que no resulta fácil saber dónde esta la verdad. Donde las valoraciones o los deseos o las ideologías tergiversan las descripciones del mundo objetivo. Sin embargo, tales confusiones e incertidumbres no son totales. Podemos ver la realidad a través (o desde el costado) de esas visiones del mundo. Quizás porque quienes nos definen la realidad, la enmarcan y clasifican, tienen cierta piedad de nosotros. Su mensaje es en muchos casos deliberadamente poco convincente, como si nos dijesen: somos cons...

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De vez en cuando conviene leer el diario Abc. Creemos que vivimos en un mundo crispado en el que no resulta fácil saber dónde esta la verdad. Donde las valoraciones o los deseos o las ideologías tergiversan las descripciones del mundo objetivo. Sin embargo, tales confusiones e incertidumbres no son totales. Podemos ver la realidad a través (o desde el costado) de esas visiones del mundo. Quizás porque quienes nos definen la realidad, la enmarcan y clasifican, tienen cierta piedad de nosotros. Su mensaje es en muchos casos deliberadamente poco convincente, como si nos dijesen: somos conscientes de que lo que os contamos no es del todo cierto, así que os lo vamos a contar de una manera que os permita no creer demasiado en nuestros relatos, en nuestros cuentos. Nos dejan resquicios por donde asomarnos al exterior, por donde poder (al menos poder) intentar ordenar el mundo que nos rodea.

'Leer Abc es bueno porque, por contraste, nos permite alimentar la esperanza de poder entender el entorno'
'La propuesta de Elkarri simboliza una de sus afirmaciones centrales en el proceso abierto con su Conferencia de Paz'

Leer el diario Abc es bueno porque, por contraste, nos permite alimentar la esperanza de poder entender el entorno; de poder formarnos criterios que nos acerquen a la objetividad ; a esas cosas-verdades que quizás no existan pero a las que tenemos derecho a pretender. Leer el Abc nos enfrenta a un mundo en el que no existen fisuras por donde penetrar hacia la verdad; a un mundo en el que la falsedad no es una táctica más o menos vergonzante, sino sólida convicción, compacta estrategia. Si nuestras convicciones y practicas cotidianas estuviesen exclusivamente conformadas por la descripción de la realidad que hace el diario Abc, viviríamos en una oscura inconsciencia. El mundo real estaría al otro lado de una frontera marcada por nuestra deliberada opción por despojarnos de toda esperanza de dar sentido (y, con suerte, luz) a la historia -las historias- que debemos construir. Cuando leemos el Abc nos damos cuenta que nuestras oscuridades son solo nieblas. Que la tinieblas existen, pero que afortunadamente están lejos. Están con ellos. En ellos. En el mundo de Abc.

Un reciente editorial de Abc sobre la decisión del Elkarri de solidarizarse con los concejales amenazados incluyendo de este colectivo en las listas municipales del Partido Popular y el PSE, es descrita por Abc como una maniobra para sacarle la cara a ETA. Por supuesto que tal tesis es una radical falsificación de la realidad. Por supuesto que quien ha escrito ese editorial es una malvada persona y además un cobarde, porque estoy seguro que él no va ir en ninguna lista que implique el riesgo para su vida. Sin embargo, lo peor del caso es que el editorial está escrito con tal contundencia y destreza que un lector exclusivo de Abc puede conseguir compatibilizar en su mente estupidez e insidia. Un drama.

Pierdo el tiempo comentando basuras editoriales, cuando podríamos hablar de cosas decentes. La propuesta de Elkarri es la de alguien que se cree que ponerse en el lugar del otro, del otro que sufre, no es decirle que le entiende o que le acompaña en el sentimiento: es ponerse físicamente en su lugar . Algunos bocazas que se quejan de lo poco que se atiende a las víctimas, deberían callar, y en silencio, hacer.

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La propuesta de Elkarri simboliza una de sus afirmaciones centrales en el proceso abierto con su Conferencia de Paz . Que todos tienen que poder dialogar en ese proceso de paz. Que nadie puede ser excluido por muerte o amenaza de muerte. Que no existen paces parciales en las que unos se autoexcluyen y otros se someten por miedo a la paz hecha por los otros. Y la propuesta de Elkarri constituye una defensa del derecho que tienen todos los ciudadanos del País Vasco a elegir los representantes políticos que les dé la gana. Constituye una defensa incondicional de la democracia y el pluralismo.

Por eso creo que Elkarri también estará con aquellos ciudadanos que en su momento quieran ser representados por opciones ligadas a la izquierda nacionalista. Probablemente sean menos votantes que los populares y socialistas. Pero también son ciudadanos vascos. ¿O no?

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