Los conservadores rechazan la nueva ley de inmigración en Alemania

Tras dos años de estudios y discusiones en los que se difuminó cada vez más la idea original de modernizar a fondo una legislación de extranjería ya obsoleta, la Cámara baja del Parlamento alemán, el Bundestag, aprobó ayer con la mayoría gubernamental rojiverde una ley de inmigración que la oposición conservadora intentará ahora bloquear en la Cámara alta, el Bundesrat.

Entre los expertos alemanes que se han ocupado de la materia prácticamente hay unanimidad acerca de que el país necesita abrir sus puertas a la inmigración para seguir financiando su sistema de seguridad social y poder c...

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Tras dos años de estudios y discusiones en los que se difuminó cada vez más la idea original de modernizar a fondo una legislación de extranjería ya obsoleta, la Cámara baja del Parlamento alemán, el Bundestag, aprobó ayer con la mayoría gubernamental rojiverde una ley de inmigración que la oposición conservadora intentará ahora bloquear en la Cámara alta, el Bundesrat.

Entre los expertos alemanes que se han ocupado de la materia prácticamente hay unanimidad acerca de que el país necesita abrir sus puertas a la inmigración para seguir financiando su sistema de seguridad social y poder competir en una economía cada vez más global. Aunque el número de parados en Alemania este invierno supere los cuatro millones, más de un millón de puestos de trabajo no han podido ser cubiertos por la falta de mano de obra especializada.

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Hace dos años, los llamamientos de uno de los sectores afecta-dos -la industria informática- convencieron al canciller socialdemócrata, Gerhard Schröder, de introducir un permiso especial de trabajo para estos especialistas y promover una ley de inmigración. Se convocaron varias comisiones, la más importante de las cuales, tras un año de trabajo, abogó por una amplia apertura del mercado laboral, acompañada de mayores esfuerzos de integración de los extranjeros.

Oposición de Stoiber

El proyecto de ley finalmente adoptado por el Gobierno rojiverde en noviembre pasado resultó bastante más restrictivo: inmigración laboral y garantías de asilo, sí, pero sujetas a muchos condicionantes. El propósito declarado era convencer de la bondad del proyecto a la oposición conservadora, no sólo tradicionalmente proclive a instrumentalizar la extendida xenofobia para sus propios fines, sino también con capacidad de bloquear la ley en la Cámara alta. Iniciada la campaña electoral, los conservadores, no obstante, han seguido resistiéndose incluso después de que la semana pasada se incorporaran nuevas restricciones, como la de dejar constancia en los preámbulos de que se trata de una ley destinada tanto a 'dirigir' como a 'restringir' la inmigración.

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Dentro de tres semanas, en la Cámara alta, donde no cuenta con una mayoría propia, el Gobierno intentará, una vez más, romper las filas de la oposición de derechas. El candidato conservador Edmund Stoiber dejó clara su posición ayer: 'No, Alemania no es un país de inmigrantes'. Sin embargo, los datos le contradicen. En Alemania viven ya 7,3 millones de extranjeros, el 9% de la población.

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