Entrevista:ALEXANDER DOWNER | Ministro de Exteriores de Australia

'No queremos destruir nuestra sociedad con inmigración excesiva'

El ministro de Asuntos Exteriores de Australia, Alexander Downer, fue presidente del Partido Liberal y se le considera uno de los miembros más 'cosmopolitas' de un Ejecutivo conservador lastrado por las concesiones que el primer ministro, John Howard, tuvo que hacer durante la última campaña electoral para recuperar el voto de protesta que se dirigía hacia la extrema derecha.

Downer, de 50 años, educado en Oxford, ha realizado una gira europea justo cuando desde su país llegaban las impactantes imágenes de refugiados afganos con los labios cosidos en protesta por su larga permanencia en...

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El ministro de Asuntos Exteriores de Australia, Alexander Downer, fue presidente del Partido Liberal y se le considera uno de los miembros más 'cosmopolitas' de un Ejecutivo conservador lastrado por las concesiones que el primer ministro, John Howard, tuvo que hacer durante la última campaña electoral para recuperar el voto de protesta que se dirigía hacia la extrema derecha.

Downer, de 50 años, educado en Oxford, ha realizado una gira europea justo cuando desde su país llegaban las impactantes imágenes de refugiados afganos con los labios cosidos en protesta por su larga permanencia en centros de detención por la negativa de su Gobierno a permitir su entrada en Australia. Downer se entrevistó el jueves con el ministro de Exteriores español, Josep Piqué, en su calidad de jefe de la diplomacia europea.

'Una inmigración excesiva causaría desempleo y grandes tensiones sociales'
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Pregunta. En Europa ha sorprendido el problema surgido en torno al contingente de refugiados afganos que están ahora en campos de acogida. ¿Qué tiene que decir y cómo cree usted que acabará esta historia?

Respuesta. Bien, somos una nación de inmigrantes, una de las pocas del mundo que tiene una política de inmigración. Invitamos a gente a que haga los trámites para emigrar a Australia. Cada año admitimos unos 100.000 inmigrantes. También acogemos refugiados de distintas partes del mundo. Pero no podemos aceptar a todos los refugiados de todo el mundo. Además, algunos grupos han pagado a mafias organizadas para llegar a Australia y nosotros estamos persiguiendo a estos traficantes de personas.

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Lo que ha pasado es que Muchos de quienes han pagado a esa gente, una vez que llegan a Australia pretenden ser refugiados, pero muchos de ellos no lo son refugiados en absoluto. Por supuesto, tenemos que determinar si son o no refugiados, y por eso los hemos puesto en centros de detención mientras comprobamos si son o no refugiados. Si los dejáramos libres ya no volveríamos a encontrarlos y no podríamos deshacernos de ellos, en caso de que no sean refugiados.

Quienes están en los centros de detención han causado alborotos porque quieren que les dejemos en libertad inmediatamente, que los aceptemos a todos pero ninguno de ellos ha seguido los trámites normales para ser aceptado como inmigrante en Australia. Creemos que, y los australianos creen esto es injusto.

P. ¿Son mayoritariamente afganos estos refugiados?

R. No. Muchos vienen de Sri Lanka o de Bangladesh. Tan sólo un tercio proviene de Afganistán.

P. ¿Cómo funcionan estos traficantes de personas que usted ha mencionado?

R. Ganan mucho dinero con esa actividad. Por tarifas en torno a los 5.000 dólares (5.800 euros) ofrecen a gente de distintos países llevarlos en avión hasta Indonesia y desde allí en barco hasta Australia. 'Os meteremos dentro. Los australianos no se darán cuenta, es un país tan grande...', les dicen.

P. ¿Lo consiguen?

R. Sí, muchos de ellos.

P. ¿Ha cambiado la política australiana de inmigración?

R. No, de ningún modo. Se trata de un nuevo fenómeno migratorio, muy similar al que padecen ustedes en Europa. Nosotros tenemos una política de inmigración, al contrario que ustedes en Europa. Nos nutrimos de inmigrantes que llegan de forma ordenada y prevista. Queremos que la gente emigre a Australia. Pero esto es un nuevo fenómeno, en gran parte derivado de la globalización. En los países pobres, es decir, en la mayor parte del mundo, cada vez saben más de lo que es la vida en los países ricos. Y ellos piensan que si pueden llegar a vivir en un país rico vivirán mejor. Esto supone un gran reto para los países ricos, para los países occidentales. ¿Qué vamos a hacer al respecto? ¿Queremos ser humanos? ¿Queremos ser amables? ¿Queremos ayudar? No queremos destruir nuestras propias sociedades con una inmigración excesiva, que obviamente causaría grandes tensiones sociales y desempleo. Tenemos que encontrar un equilibrio, y para ser franco le diré que creo que aún no hemos encontrado ese equilibrio.

P. ¿Cuál es el modelo de sociedad de la Australia del futuro?

R. Necesitamos crecer en población. Somos actualmente unos 20 millones. No es mucho considerando que Australia es el sexto país de mayor extensión del mundo. Es decir, hay mucho espacio. En segundo lugar, Australia es un país multicultural, no hay una cultura que haga que alguien sea australiano, aunque se pueda hablar de valores o actitudes australianas, que en realidad llegan de Europa o de Asia. Tenemos diplomáticos de origen chino, de origen indio y de todos los colores, y esto no es ningún problema. Nuestra visión es la de una sociedad multicultural. Éste es el futuro del mundo. La idea de una sociedad exclusivista de tinte racial está acabada. No tiene futuro.

P. ¿Cuál es el papel actual de Australia en la región Asia-Pacífico?

R. Australia representa la tercera economía de la región, de la misma medida que Corea del Sur. Recientemente liberamos Timor Oriental. Tenemos tropas en Afganistán. Desde Europa nuestro papel puede quedar difuminado, pero en el Pacífico somos y hemos sido un país muy activo.

P. ¿Cómo ve la situación actual en Indonesia?

R. Ahora es una democracia. Cuando yo llegué al puesto de ministro, hace seis años, era una dictadura. Tienen problemas porque están pasando por una transición, pero es una democracia y saldrá adelante.

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