Columna

Involucrarse

Los indicadores económicos sitúan a la Comunidad Valenciana en una zona de bonanza. Las exportaciones suben, aunque a un ritmo inferior al de las dos autonomías líderes en crecimiento de su comercio exterior: Cataluña y Madrid. En los índices de bienestar -de acuerdo con los estudios de La Caixa- ascendemos a un sexto puesto detrás de Baleares, Cataluña, Madrid, Navarra y Cantabria. Las importaciones aumentan sensiblemente y el Puerto de Valencia prosigue con su despegue creciente en movimiento de mercancías.

Mientras todo esto ocurre, inmersos en un clima recesivo a nivel internacional...

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Los indicadores económicos sitúan a la Comunidad Valenciana en una zona de bonanza. Las exportaciones suben, aunque a un ritmo inferior al de las dos autonomías líderes en crecimiento de su comercio exterior: Cataluña y Madrid. En los índices de bienestar -de acuerdo con los estudios de La Caixa- ascendemos a un sexto puesto detrás de Baleares, Cataluña, Madrid, Navarra y Cantabria. Las importaciones aumentan sensiblemente y el Puerto de Valencia prosigue con su despegue creciente en movimiento de mercancías.

Mientras todo esto ocurre, inmersos en un clima recesivo a nivel internacional, el líder socialista Joan Ignasi Pla anda atribulado por la incorporación de dirigentes empresariales a altos cargos de decisión en entidades financieras -cajas principalmente- y en otras atalayas que dependen del poder político. Estas cuestiones fueron trasladadas por Pla a la ejecutiva del PSPV para su debate. Se acordó desarrollar una tanda de conversaciones con representantes de las organizaciones empresariales, para explicarles su punto de vista al respecto. El tema que ha suscitado esta polémica es el establecimiento del papel que han de desempeñar las entidades y los directivos empresariales en la sociedad civil. Y en este campo no consta la visión constructiva del PSPV.

Si aceptamos que el poder político y el económico tienden a entenderse, no es extraño que se produzcan designaciones como las que disgustan a Pla. Y lo que deben tener muy presente Pla y sus compañeros es que esta tendencia la trazó el PSPV cuando gobernaba en la Comunidad. Otra cuestión a debatir es hasta dónde y de qué manera han de llegar las organizaciones empresariales a determinados puestos, sin poner en peligro la independencia entre los poderes político y económico. La resolución queda claramente en el ámbito de los empresarios, y es a ellos a quien corresponde establecer las condiciones y los límites. En cualquier caso, será muy difícil que los representantes de los empresarios renuncien a desempeñar cargos de alto nivel en las entidades financieras.

En lo que sí podría ser muy enriquecedora esa anunciada ronda de intercambio de opiniones, entre líderes empresariales y políticos socialistas, es en la exposición argumentada de los puntos de vista de los líderes del PSPV sobre temas que preocupan a los empresarios. Candentes unos y clásicos otros, los asuntos que afectan a infraestructuras, comercio exterior, política fiscal, empresas familiares, revitalización del comercio tradicional, fomento del empleo, formación profesional, políticas agrarias o el futuro de las clementinas, entre otros.

Es en la contribución positiva a la marcha de la economía, donde los líderes políticos han de ganarse la aprobación y confianza de los foros de opinión empresarial. Nos encontramos en una época en la que las bazas no se ganan por lo que uno es, sino por la capacidad de aportar soluciones concretas, aunque sólo sean en imagen y prestigio.

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