Los partidos se apresuran a devolver las donaciones

Enron era un generoso contribuyente a las arcas de la clase política de Estados Unidos, donde desde el presidente al más oscuro de los congresistas recibieron ayudas financieras para sus campañas por valor de 5,7 millones de dólares (6,4 millones de euros) desde 1989. Ahora, la etiqueta de Enron se ha convertido en un estigma y no pocos congresistas, además de las propias direcciones de los partidos Republicano y Demócrata, han decidido devolver las donaciones, en general a agrupaciones de ayuda para los antiguos empleados.

Según el Center for Responsive Politics, un centro que fiscaliz...

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Enron era un generoso contribuyente a las arcas de la clase política de Estados Unidos, donde desde el presidente al más oscuro de los congresistas recibieron ayudas financieras para sus campañas por valor de 5,7 millones de dólares (6,4 millones de euros) desde 1989. Ahora, la etiqueta de Enron se ha convertido en un estigma y no pocos congresistas, además de las propias direcciones de los partidos Republicano y Demócrata, han decidido devolver las donaciones, en general a agrupaciones de ayuda para los antiguos empleados.

Según el Center for Responsive Politics, un centro que fiscaliza las contribuciones a la clase política, 71 senadores y 188 miembros de la Cámara de Representantes recibieron algún tipo de ayuda por parte de Enron. El principal beneficiario de las donaciones fue el presidente George Bush, que entre 1999 y 2000 recibió 114.000 dólares de Enron y sus empleados. Kenneth Lay, presidente de Enron, donó personalmente 2.000 dólares a los esfuerzos políticos de su amigo el gobernador de Tejas.

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Contribuciones cuantiosas

El Partido Republicano va a devolver unos 280.000 dólares y el comité senatorial de los demócratas 100.000, cantidades que reflejan la proporción en que Enron ayudó a políticos de uno y otro signo. No todos los beneficiarios van a retornar las contribuciones. Unos, con el argumento de que el dinero fue aceptado de buena fe, sin que hubiera actuación reprobable, y otros, por el peligro de abrir una vía que no se sabe dónde puede acabar.

La consultora Andersen, antes Arthur Andersen, como todas las grandes compañías, también engrasó con dólares el sistema político, en su caso con 640.000 dólares en el ejercicio político 1999-2000. Dos tercios de esa cantidad fueron en beneficio de políticos republicanos.

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