El Tribunal Supremo anula las licencias a un edificio emblemático de San Sebastián

Las dos licencias del Ayuntamiento donostiarra que permitieron construir un edificio de viviendas en el solar que ocupó Villa Manolita, en el Paseo de La Concha, han quedado anuladas por el Tribunal Supremo. La Sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal ha desestimado el recurso de casación presentado por el Consistorio y el constructor Julián Olaizola y, por tanto, confirma la sentencia dictada en 1997 por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que invalidaba los permisos.

La comisión de gobierno donostiarra concedió en 1992 licencia para derribar la antigua Vi...

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Las dos licencias del Ayuntamiento donostiarra que permitieron construir un edificio de viviendas en el solar que ocupó Villa Manolita, en el Paseo de La Concha, han quedado anuladas por el Tribunal Supremo. La Sala de lo Contencioso Administrativo del alto tribunal ha desestimado el recurso de casación presentado por el Consistorio y el constructor Julián Olaizola y, por tanto, confirma la sentencia dictada en 1997 por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que invalidaba los permisos.

La comisión de gobierno donostiarra concedió en 1992 licencia para derribar la antigua Villa Manolita y autorizó la construcción de un edificio con dos sótanos, un semisótano de uso comercial y ocho viviendas sobre rasante. Dos años después, modificó el permiso y dio el visto bueno a la ejecución de un tercer sótano.

Tres ciudadanos impugnaron las licencias, alegando que, según el Plan Especial de Protección del Área Romántica, el Paseo de La Concha era zona especial, de manera que el Ayuntamiento tenía que diseñar un plan específico que fijara la política de conservación de sus edificios. El Consistorio, sin embargo, entendía que podía dar licencia para la parcela de Villa Manolita de forma directa, al amparo de una disposición transitoria del propio Plan Especial del Área 'R'. A juicio de los recurrentes, la decisión municipal tampoco cumplía la normativa, pues, por un lado, el edificio construido tiene unas alineaciones diferentes a las señaladas en el Plan de Ensanche de Cortázar y, por otro, las ordenanzas entonces vigentes sólo posibilitaban construir una planta de garaje.

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