OPINIÓN DEL LECTOR

De una disminución de calzadas

Vivo en El Pinar del Rey, un apacible barrio de Madrid, en el que no existe ningún estacionamiento para residentes ni nada parecido, tampoco existe estación de metro alguna, a pesar de que la línea que une el centro con el aeropuerto en 12 minutos pasa por debajo de nuestras casas (gracias, señor Gallardón).

Como digo, el uso de vehículos privados se hace frecuente, puesto que muchos de los vecinos no pueden usar el transporte público y estos vehículos necesitan un espacio para aparcar, espacio que hasta ahora convivía con los peatones en una relativa armonía.

Las pasadas semanas...

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Vivo en El Pinar del Rey, un apacible barrio de Madrid, en el que no existe ningún estacionamiento para residentes ni nada parecido, tampoco existe estación de metro alguna, a pesar de que la línea que une el centro con el aeropuerto en 12 minutos pasa por debajo de nuestras casas (gracias, señor Gallardón).

Como digo, el uso de vehículos privados se hace frecuente, puesto que muchos de los vecinos no pueden usar el transporte público y estos vehículos necesitan un espacio para aparcar, espacio que hasta ahora convivía con los peatones en una relativa armonía.

Las pasadas semanas comenzaron unas obras (unos carteles enormes promulgan a bombo y platillo el 'gran' esfuerzo del Ayuntamiento, unos 2.700 millones de pesetas) que incluyen la ampliación de aceras, o lo que es lo mismo, la disminución de la calzada.

Basta con darse un paseo por esta zona (se ve que los responsables municipales no lo han hecho) para darse cuenta de que las aceras presentan un buen estado: tienen en algún punto más de tres metros de ancho, las aceras están rebajadas para el paso de personas discapacitadas, existen bancos para el reposo de peatones, hay árboles que dan una agradable sombra en verano...

Sí, estas mismas aceras que el señor alcalde está ampliando sin otro objetivo que la reducción de plazas de aparcamiento, a más de la mitad, o el puro despilfarro del presupuesto municipal, que sale de todos nuestros bolsillos. Otra consecuencia evidente de esta reducción de la calzada es el aumento de los atascos en las horas punta.

Finalmente he de recordar a nuestros 'gestores' municipales que, por diversos motivos y compañías, ésta es la tercera vez que levantan el pavimento desde el verano.

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A partir de ahora, no sé dónde voy a aparcar, no sé a qué hora llegaré al trabajo, no sé si llegará el metro algún día a mi querido barrio...

Pero lo que sí sé es a quién no voy a votar en las próximas elecciones municipales.-

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