CARTAS AL DIRECTOR

La imagen del profesorado

En los últimos meses, y como consecuencia de la polémica suscitada a raíz de la inminente aprobación de la Ley Orgánica de Universidades, tanto el Gobierno como diferentes partidos de la oposición, apoyados en una manifiesta frialdad y conformidad tácita por parte de los medios de comunicación, han desencadenado un proceso sutil pero continuo, en el que se ha atacado la imagen del profesor universitario calificándolo como poco de persona ineficiente, nada amante de su trabajo, atada a sus prebendas de funcionario y preocupado sólo por colocar a sus amigos. Como resultado de este proceso, la im...

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En los últimos meses, y como consecuencia de la polémica suscitada a raíz de la inminente aprobación de la Ley Orgánica de Universidades, tanto el Gobierno como diferentes partidos de la oposición, apoyados en una manifiesta frialdad y conformidad tácita por parte de los medios de comunicación, han desencadenado un proceso sutil pero continuo, en el que se ha atacado la imagen del profesor universitario calificándolo como poco de persona ineficiente, nada amante de su trabajo, atada a sus prebendas de funcionario y preocupado sólo por colocar a sus amigos. Como resultado de este proceso, la imagen de la profesión de profesor universitario ha sido terrible y quizás irreversiblemente dañada.

Olvidan nuestros políticos y periodistas que en los últimos veinte años hemos asistido a una verdadera revolución científica, en la que España ha pasado de estar en los puestos de cola de la investigación científica a una nada desdeñable posición, que si bien no está todavía en los primeros puestos del pelotón de cabeza, acorta distancias con el mismo.

Dicha revolución ha sido llevada a cabo mayoritariamente en las universidades españolas. El resultado de la misma ha sido reconocido por una institución tan prestigiosa e independiente como el Institute for Scientific Information, de Philadelpia.

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En un informe reciente en el que se evalúa el estado de la ciencia en España entre 1996 y 2000 (http//in-cites.com/research/2001/april 30 2001-2.html) y se concluye que en muchos campos del saber -Ciencias del Espacio, Agricultura, Física, Química e Ingeniería- el nivel de la investigación en España supera la media mundial.

Estos logros son aún más espectaculares cuando se analizan las condiciones de trabajo, salario y de financiación en las que se llevan a cabo estas investigaciones.

Hay que cuestionarse hasta qué punto es lícito afirmar que un país va bien cuando se permite el menosprecio de aquellos en los que reposa la transmisión de conocimientos a las generaciones venideras.

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