Reportaje:

Galileo, la alternativa europea del satélite, a punto de abortar

La Comisión Europea decide esta semana si abandona el proyecto ante la falta de apoyo económico de varios países

La Unión Europea tiene que plantearse esta semana si sigue apostando por el lanzamiento del sistema europeo de navegación por satélite Galileo o se resigna a depender del navegador estadounidense GPS. Los países que cuestionan la viabilidad de este proyecto europeo siguen siendo los mismos de hace un año: Reino Unido, Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Alemania. Las razones que argumentan son puramente económicas. Y, entretanto, el tiempo corre contra el proyecto y la Comisión Europea teme que Galileo se 'hunda para siempre' si los próximos 14 y 15 en la Cumbre de Laeken no se toma una deci...

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La Unión Europea tiene que plantearse esta semana si sigue apostando por el lanzamiento del sistema europeo de navegación por satélite Galileo o se resigna a depender del navegador estadounidense GPS. Los países que cuestionan la viabilidad de este proyecto europeo siguen siendo los mismos de hace un año: Reino Unido, Holanda, Austria, Dinamarca, Suecia y Alemania. Las razones que argumentan son puramente económicas. Y, entretanto, el tiempo corre contra el proyecto y la Comisión Europea teme que Galileo se 'hunda para siempre' si los próximos 14 y 15 en la Cumbre de Laeken no se toma una decisión política seria.

La realidad hace exactamente un año era la misma. El proyecto europeo Galileo, un sistema de posicionamiento formado por una constelación de 30 satélites en posición geoestacionaria, no terminaba de cuajar entonces entre los Gobiernos europeos por su elevado coste, 3.250 millones de euros, según la Comisión Europea.

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Las discusiones coincidieron con la fuerte crisis provocada en los mercados por un nuevo brote en Europa del mal de las vacas locas y se temía por un disparo del gasto en el presupuesto comunitario debido a esta enfermedad. Incluso se manejaron cifras casi idénticas, unos 1.100 millones de euros, para financiar la primera fase de Galileo y otros tantos de la PAC para combatir los efectos de la encefalopatía bovina (EEB).

Un plan de alto coste

'No hay dinero para hacer frente a un proyecto de tal dimensión', dijeron entonces los ministros de Economía (Ecofin). Se pidió a la Comisión Europea un estudio de viabilidad del sistema y que buscara inversores privados capaces de apostar por el proyecto desde el principio, como una vía para justificar el retraso de su lanzamiento. A pesar de la mínima convicción política de los dirigentes europeos hacia Galileo, las empresas españolas AENA, CASA, GMV, Hispasat, Indra Espacio y Sener decidieron entrar en la compañía Galileo Sistemas y Servicios como una apuesta fuerte para acortar distancias con EE UU.

El desarrollo inicial del sistema Galileo (2002-2005) necesita, según la Comisión Europea, 1.100 millones de euros -de los que 550 millones se obtendrían del presupuesto de la UE- mientras que el despliegue de los satélites (2006-2007) comportaría un gasto de 2.150 millones de euros. A los que hay que sumar los 80 millones de euros que ha costado el estudio del sistema. El coste total alcanza los citados 3.250 millones de euros, sin contar los 220 millones de euros anuales (a partir de 2008) del mantenimiento. El propio Gobierno español se comprometió a acarrear con el 11% de la aportación de la Agencia Espacial Europea al proyecto.

No obstante, esos cálculos varían mucho según las fuentes. El estudio de viabilidad elaborado por PriceWaterhouseCoopers estima en 3.396 millones de euros el coste total, mientras que la Agencia Espacial Europea (ESA) dice que no costará más de 2.697 millones de euros.

La Comisión Europea está convencida de que el coste del proyecto se verá compensado con unos ingresos superiores a los 17.900 millones de euros. 'Es un proyecto altamente rentable, muy superior a ninguna otra obra pública', afirma la comisaria europea de Transportes, Loyola de Palacio. Esto sin contar con que Galileo supondrá la creación de un mercado paralelo de equipos de posicionamiento vía satélite y de servicios de 80.000 millones de euros durante los primeros 15 años, según datos de la propia Comisión, así como la creación de 100.000 puestos de trabajo.

Estas potenciales ventajas de Galileo no convencen ni a Holanda, ni al Reino Unido, ni a Austria, ni a Dinamarca, ni a Suecia, ni a Alemania, que no están muy por la labor de aportar los fondos públicos necesarios para el lanzamiento del proyecto, hasta que se consiga una clientela suficiente que garantice su viabilidad.

Ultimátum

Ante estas dudas, la Comisión Europea amenaza con retirar la iniciativa si en la Cumbre de Laeken no hay un compromiso firme de los Quince hacia el proyecto. Y esta vez va en serio. 'No me gusta tirar nunca la toalla y todavía no la he tirado, pero considero que el proyecto está a punto de hundirse irremediablemente, así de claro lo digo. Y si antes de fin de año no hay una decisión política, el proyecto Galileo se habrá esfumado en el aire', declaró De Palacio. La financiación privada es la pieza clave de Galileo, pero, en este ambiente, será difícil encontrar nuevas empresas que apuesten por un proyecto de esta envergadura.

Las razones técnicas, sobre todo a raíz de los problemas de compatibilidad planteados por EE UU con el sistema GPS, tampoco son excusa suficiente para la Comisión. Al igual que el sistema GPS, los servicios básicos del sistema europeo también serán gratuitos, mientras que los de uso comercial y profesional serán de pago porque a cambio se ofrecerán al usuario mayores prestaciones. El GPS es más limitado y menos preciso en Europa que en EE UU; además, está a punto de lanzarse una nueva generación de satélites. Galileo ayudará también a descongestionar el tráfico aéreo del futuro cielo único europeo.

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