Crítica:ARTE DE REGALAR

La alegre pareja

El niño bajaba a la panadería y se fijaba en un cartel que no anunciaba ninguna marca. Bajo alguna imagen agradable, ponía: Primer Alimento Natural. PAN. Unas siglas que todavía no eran políticas: podía ser 1970. Ahora sé que a las dictaduras les encanta la propaganda elemental de los cereales. Entonces me quedé con aquella etimología ingenua. Creía que la palabra pan surgía de aquellas otras palabras como un acrónimo. En algún momento llegué a pensar que todas las palabras eran siglas de otras. Al menos las que designaban cosas muy concretas, y tenían pocas letras. Podríamos jugar a adivinar ...

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El niño bajaba a la panadería y se fijaba en un cartel que no anunciaba ninguna marca. Bajo alguna imagen agradable, ponía: Primer Alimento Natural. PAN. Unas siglas que todavía no eran políticas: podía ser 1970. Ahora sé que a las dictaduras les encanta la propaganda elemental de los cereales. Entonces me quedé con aquella etimología ingenua. Creía que la palabra pan surgía de aquellas otras palabras como un acrónimo. En algún momento llegué a pensar que todas las palabras eran siglas de otras. Al menos las que designaban cosas muy concretas, y tenían pocas letras. Podríamos jugar a adivinar qué palabras se esconden tras las siglas de VINO. Entre tanto, los bodegueros buscan citas clásicas para sus vinos. De los griegos no quieren ni oír hablar, porque aguaban el vino. Así que acuden a los romanos, que en esto demuestran que ya eran como nosotros: Horacio aseguraba que ningún bebedor de agua escribía buenos versos. El pan forma con el agua un matrimonio triste. Con el vino, una pareja alegre. Epicuro celebraba el placer que da el pan, y se interesaba por el vino como fuente de calor para el cuerpo. Góngora, que viene a ser nuestro Epicuro, se sinceró en aquella letrilla: 'Mientras gobiernan días / mantequillas y pan tierno'. Jorge Guillén, en una décima, insistía: 'El pan, el pan sustantivo'. ¿Por sustancia? Y por nombre. Estos dos alimentos custodian la correspondencia poética entre los nombres y las cosas. Llamar al pan, pan; y al vino, vino. Después, las exquisiteces. Por ejemplo, las de nuestro novísimo más exigente, Guillermo Carnero, descubriendo a su amada 'qué es el sabor a roble y el posgusto'. Claro, que ya en época imperial un poeta tardío había escrito: 'Agosto numera los granos de trigo. / Septiembre cuenta una a una las uvas. / Verano y otoño sirven sin prisa el banquete al invierno. / En diciembre ya está ante nuestros ojos / todo lo que el año había prometido'. (¿Y Cristo en la cena? Una metáfora para el pan y otra para el vino. Ésa sí que fue la primera clonación. Perfecta, poética, y mucho más interesante. A mí que clonen a un ser humano tampoco me parece para tanto).

Elaboración artesanal del pan

Linda Collister y Anthony Blake. Blume. Barcelona, 2001. 171 páginas. 4.950 pesetas.

El libro del pan

Eric Treuillé y Úrsula Ferrigno. Ediciones B. Barcelona, 2001. 167 páginas. 4.500 pesetas.

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