Editorial:

Demasiadas fugas

La fuga de dos presos de la cárcel de Brians, durante la madrugada de ayer, vuelve a teñir de sospecha la eficacia del sistema penitenciario catalán. Cae la noticia demasiado cerca de otras dos escapadas que han preocupado a la opinión pública. Hace menos de una semana otros dos reclusos -uno de ellos condenado por violación- decidieron no regresar a la cçarcel de Quatre Camins aprovechando un permiso para jugar un partido de fútbol; y, a medidados de noviembre, dos peligrosos fugitivos de la prisión de Lleida fueron detenidos tras una enloquecida fuga que duró cerca de un mes y en la que pres...

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La fuga de dos presos de la cárcel de Brians, durante la madrugada de ayer, vuelve a teñir de sospecha la eficacia del sistema penitenciario catalán. Cae la noticia demasiado cerca de otras dos escapadas que han preocupado a la opinión pública. Hace menos de una semana otros dos reclusos -uno de ellos condenado por violación- decidieron no regresar a la cçarcel de Quatre Camins aprovechando un permiso para jugar un partido de fútbol; y, a medidados de noviembre, dos peligrosos fugitivos de la prisión de Lleida fueron detenidos tras una enloquecida fuga que duró cerca de un mes y en la que presuntamente asesinaron a un joven y violaron a su novia.

La evasión de Brians, realizada al modo clásico, con sierras para quebrar los barrotes y sábanas anudadas para descolgarse de las celdas, añade un punto de incredulidad al tratarse de la prisión considerada más segura de Cataluña. Uno de los presos, detenido a última hora de la tarde, ya había utilizado con éxito ese método clásico para evadirse el 17 de enero de la prisión de Quatre Camins.

Según el consejero de Justicia de la Generalitat, Josep Delfí Guàrdia, esta nueva fuga se debió a 'una cadena de fallos' en las cámaras que teóricamente registran cuanto sucede en el pasillo que rodea la prisión, y añadió que se tomarían medidas para prevenir nuevas evasiones. Conviene afinar las relacionadas con la técnica. Pero también otras de carácter social bastante más complejas: en lo que va de año, cuatro presos se han fugado de las cárceles catalanas y otros tres han conseguido escapar cuando eran trasladados de un centro a otro, pero 184 más incumplieron sus deberes ante la justicia por el simple método de no presentarse en prisión tras un permiso o una salida programada. Si se tiene en cuenta que en 2000 se registraron 159 casos de uno y otro tipo, hay razones para pensar que algo no funciona en el sistema penitenciario de Cataluña.

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