Temor a una escalada de altercados

El Gobierno español salió ayer al paso del polémico comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos con una escueta, pero rotunda, nota de la Oficina de Información Diplomática (OID) en la que se rechaza 'el contenido y el tono improcedente' de la nota marroquí y se califica de 'lamentable' que el ministro Benaissa 'haya dado crédito a versiones directamente destinadas a provocar un empeoramiento de las relaciones entre los dos países sin haber procecido a contrastar la veracidad de los hechos, lo que dificulta la normalización de las relaciones que España, sin ninguna duda, desea...

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El Gobierno español salió ayer al paso del polémico comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos con una escueta, pero rotunda, nota de la Oficina de Información Diplomática (OID) en la que se rechaza 'el contenido y el tono improcedente' de la nota marroquí y se califica de 'lamentable' que el ministro Benaissa 'haya dado crédito a versiones directamente destinadas a provocar un empeoramiento de las relaciones entre los dos países sin haber procecido a contrastar la veracidad de los hechos, lo que dificulta la normalización de las relaciones que España, sin ninguna duda, desea'.

En la conversación telefónica que Josep Piqué mantuvo el sábado con Benaissa, el ministro español hizo hincapié en que 'lamentaba el comportamiento de individuos que contribuyen a enturbiar las relaciones hispano-marroquíes'. Piqué no sólo alude así a los militantes de la ONG Sáhara Marroquí que cruzaron el Estrecho para manifestarse en Sevilla, sino a personas influyentes del entorno del rey Mohamed VI a las que no ha querido nombrar.

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Esta última frase de Piqué enlaza con las alusiones que el propio presidente José María Aznar hizo antes de viajar a Formentor sobre las fuerzas ocultas que, en Marruecos, están empeñadas en deteriorar la relación con España. Aznar rehusó ser más preciso.

Ya fuera del comunicado formal de la OID, fuentes del Ministerio de Exteriores interpretan que lo que ha ocurrido en Sevilla forma parte de una escalada de incidentes intencionados, que quizá se extienda a Ceuta y Melilla y con los que Marruecos intenta justificar el error que cometió, bajo el punto de vista del Ejecutivo español, al ordenar, el 27 de octubre, la llamada a consultas de su embajador. En línea con esta interpretación, las mismas fuentes no ocultan la 'enorme preocupación' por lo que está sucediendo y el temor a que esta escalada de incidentes pueda llevar las relaciones entre España y Marruecos a 'un punto muy difícil de recuperar'.

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