Reportaje:

Granada puede aguantar

Una geóloga marroquí revela que la ciudad no es tan vulnerable a los terremotos como se creía

Granada, concebida siempre como tierra de terremotos y de desastres sísmicos en el pasado, al final, sin embargo, puede no resultar tan peligrosa. De hecho, su peligrosidad radica en el lugar que se elegido para una edificación y en qué tipo de edificación es. Eso es lo que ha venido a demostrar la tesis de una ya doctorada marroquí en Geología, Asma Cheddadi, quien, tras cuatro años de trabajo, ha elaborado un censo, con más de 400 puntos, de todas las zonas que pueden ser vulnerables a un movimiento sísmico. Su análisis le valió hace unos días la máxima calificación del tribunal en la Facult...

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Granada, concebida siempre como tierra de terremotos y de desastres sísmicos en el pasado, al final, sin embargo, puede no resultar tan peligrosa. De hecho, su peligrosidad radica en el lugar que se elegido para una edificación y en qué tipo de edificación es. Eso es lo que ha venido a demostrar la tesis de una ya doctorada marroquí en Geología, Asma Cheddadi, quien, tras cuatro años de trabajo, ha elaborado un censo, con más de 400 puntos, de todas las zonas que pueden ser vulnerables a un movimiento sísmico. Su análisis le valió hace unos días la máxima calificación del tribunal en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Granada.

Asma Cheddadi, con su tesis Caracterización sísmica del subsuelo de la ciudad de Granada mediante análisis espectral del ruido de fondo sísmico y la exploración de cizallas horizontales, arroja una nueva luz sobre las características sísmicas de la ciudad. Así, Granada se asienta sobre dos tipos de suelo, uno más duro, y por tanto, mucho menos peligroso, en la zona de la Alhambra y el Albaicín, lo que explica que tanto el barrio árabe como el recinto monumental nazarí hayan podido soportar las embestidas de los terremotos a lo largo de la historia; otro suelo, mucho más blando y, por tanto, mucho más vulnerable, en la zona de la Vega, que requiere un tipo de construcciones más resistentes y una arquitectura más concienzuda.

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El trabajo de la geóloga, dirigido por Francisco Vidal, uno de los mayores expertos en terremotos del país y actual subdirector general de Geodesia y Geofísica del Ministerio de Fomento, permite conocer todas las características del suelo granadino. 'Y una de las principales conclusiones', dice Vidal, 'es que se ha rebajado mucho la peligrosidad y se han puesto las cosas en su sitio'.

Cheddadi, natural de Tetuán, ha hecho un estudio similar en esa ciudad marroquí y en Alucemas, que parecen prácticamente hermanas gemelas de Granada. Su análisis, muy exhaustivo, ha medido el terreno cada doscientos metros. 'A priori', explica la autora de la tesis, 'esperaba que la peligrosidad fuese mayor pero, tras analizar los datos geológicos y geotécnicos en 400 puntos, ví que no era tanto como se sospechaba'.

Sí hay, en efecto, zonas más vulnerables en caso de actividad sísmica, como es la parte de Fuente Vaqueros, a unos 15 kilómetros de la capital, o la mencionada Vega granadina, en donde se trata de evitar que proliferen las construcciones por la blandura de su suelo. Son también zonas, por otra parte, en donde las normas de construcción son mucho más rígidas. Granada, por tanto, no tiene por qué estar alarmada. 'La cosa lleva un tiempo muy tranquila en cuanto a terremotos', dice, por ejemplo, Mercedes Feriches, del Instituto de Geofísica y Prevención de Desastres Sísmicos de Granada. Cheddadi, por su parte, pone los puntos sobre las íes: 'El comportamiento de un mismo terremoto puede ser muy diferente en dos zonas que incluso pueden estar muy próximas', dice. 'Eso es lo que hay que tener siempre en cuenta'.

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Investigadores del Instituto de Prevención de Desastres Sísmicos, en una sala de sismómetros.MARÍA DE LA CRUZ

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