Columna

Corrupción

¿Qué pudo pasar por la cabeza del oficial de los juzgados de Marbella para suicidarse? ¿Quién o quiénes han sido los que le empujaron a tomar tal decisión? Hay un hedor insoportable en toda esta macabra historia. ¿Qué cantos de sirena tuvo que escuchar? Preguntas que exigen respuesta. El robo y destrucción de algunos de los sumarios en los que está implicado el alcalde Jesús Gil está detrás de esta historia. Pero el problema no es el robo, ni tan siquiera que la difícil reconstrucción de algunos ellos beneficie al alcalde marbellí, sino cómo es posible que éste y otros funcionarios hayan sido ...

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¿Qué pudo pasar por la cabeza del oficial de los juzgados de Marbella para suicidarse? ¿Quién o quiénes han sido los que le empujaron a tomar tal decisión? Hay un hedor insoportable en toda esta macabra historia. ¿Qué cantos de sirena tuvo que escuchar? Preguntas que exigen respuesta. El robo y destrucción de algunos de los sumarios en los que está implicado el alcalde Jesús Gil está detrás de esta historia. Pero el problema no es el robo, ni tan siquiera que la difícil reconstrucción de algunos ellos beneficie al alcalde marbellí, sino cómo es posible que éste y otros funcionarios hayan sido seducidos hasta el punto de que uno de ellos se haya quitado la vida.

El gran corrupto tiene nombre y apellidos, por si alguien tiene aún dudas. Marbella, ya lo he escrito antes, es el patio de monipodio donde unas cuantas personas han llenado de podredumbre y emponzoñado vidas y hacienda. Nunca sabremos qué pasó por su cabeza antes de arrojarse al vacío y suicidarse. Pero de lo que sí estoy seguro es de que quien esté detrás de toda esta operación propia de mafiosos posiblemente no duerma tranquilo. O quizás es mucho pedir a quien o quienes son capaces de seducir hasta la muerte, porque quienes se están comiendo el marrón no son más que unos pobres hombres, envueltos en las redes que desde hace años se tejen en Marbella, atrapando voluntades, vidas y hasta haciendas, destrozando familias.

No es posible entender lo que sucede en Marbella sin tener en cuenta la bazofia e inmundicia en la que está envuelta la actuación de Jesús Gil como alcalde. Gil ha creído, desde siempre, que Marbella es su huerto personal. Y lo malo es que, salvo algunas personas que han arriesgado mucho, casi nadie ha sido capaz de pararle los pies. Marbella es esclava de Gil y romper esas cadenas es obligación de todos. No se puede mirar al futuro sin que por la policía judicial, por la justicia se esclarezca lo sucedido, antes y ahora. No se puede entender la actuación del fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, impidiendo que Anticorrupción asuma la investigación y no se puede entender que haya quien se lave las manos cuando aún hay un muerto casi caliente.

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