CARTAS AL DIRECTOR

Gravemente insultada

Cuando el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, equipara, según el señor Biendicho, compañero suyo del Partido Popular, una relación homosexual a una relación zoófila, ¿a quién le está negando la cualidad de persona? ¿Quién es el animal? ¿Yo? ¿Mi pareja? ¿Las dos?

Parecería necesario explicarle a este señor algo a todas luces obvio: la diferencia entre un animal y una persona.

Este señor se ríe de que reclamemos para nosotros el respeto debido a la dignidad de toda persona, que es exactamente lo que pedimos al solicitar que todos nuestros derechos se...

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Cuando el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Jorge Fernández, equipara, según el señor Biendicho, compañero suyo del Partido Popular, una relación homosexual a una relación zoófila, ¿a quién le está negando la cualidad de persona? ¿Quién es el animal? ¿Yo? ¿Mi pareja? ¿Las dos?

Parecería necesario explicarle a este señor algo a todas luces obvio: la diferencia entre un animal y una persona.

Este señor se ríe de que reclamemos para nosotros el respeto debido a la dignidad de toda persona, que es exactamente lo que pedimos al solicitar que todos nuestros derechos se equiparen a los de los heterosexuales, porque no nos considera personas, sino animales.

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Yo no voy a llamar animal a este señor, a pesar de lo que ha dicho.

Tampoco a los que insisten en tratarnos como enfermos, tantos años después de que la Organización Mundial de la Salud haya declarado que la homosexualidad no es ni manifiesta ninguna clase de patología.

Lo que sí voy a hacer es recomendar a todos ellos que soliciten ayuda profesional, porque la homofobia, como todas las fobias, sí que es un trastorno, además de estar penada como conducta y haber sido condenada por nuestras instituciones (Tribunal Europeo de Derechos Humanos, Consejo de Europa y Parlamento español).

Todavía no por la Iglesia católica, que goza de tantos adeptos en el Partido Popular.

Hace poco pidió perdón por los crímenes de la Inquisición; quizá a nosotros nos toque algún día, dado que en los tiempos en que se dedicó a propagar la homofobia en la cultura occidental no condenaba la homosexualidad más severamente que otros 'nefandos pecados', tales como el préstamo con interés (no sé por qué pienso ahora en Gescartera), los baños regulares o el trabajo manual en días festivos.

Pero entretanto llega o no la petición de perdón, le recordaría al señor Fernández y a su partido que estamos en un Estado no confesional y de derecho, donde yo puedo ser pecadora -siempre según ellos- sin ser delincuente y él y su Iglesia pueden llegar a delinquir mientras creen estar ganando el cielo.

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